La sexta y última temporada de uno de los mayores éxitos originales de Netflix ha llegado a su catálogo y con ello tendremos que darle nuestro último adiós a BoJack Horseman, uno de los personajes animados más irreverentes y polémicos de los últimos años, quien a través de diversos situaciones se encarga de juzgar duramente temas políticos, sociales, religiosos y culturales de todo el mundo. Vaya, el humor negro reina esta serie.
Pero todo tiene su fin, no importa si eres un caballo humanoide con problemas alcohólicos y una famosa carrera actoral que comenzó en un programa familiar a finales de los años 80; el gigante del streaming no tiene tiempo para alargar infinitamente cualquier producción y el objetivo es renovarse constantemente o correr el riesgo de ser superado por otros servicios.
Es por ello que con una lágrima en los ojos decidimos ver los últimos episodios de BoJack y una vez que los terminamos y con un profundo respiro, vamos a contarte lo bueno y lo malo de la sexta y última temporada, misma que se dedica a explorar los niveles más críticos y existenciales del carismático protagonista.
Y siendo fiel al estilo que su creador Raphael Bob-Waksberg impuso desde 2014 y al igual que la vida misma, el universo Horseman se regodea del proceso natural de estar vivo y sus constantes altibajos. He aquí uno de los principales elementos por los que esta serie logró conectar con millones de espectadores, quienes de algún modo, encontraron en lo políticamente incorrecto una salida cuerda al caos en el que vivimos.
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