Todo fan podrá recordar de memoria cómo la serie acompaña estrechamente la caótica vida de BoJack, hemos estado con él en sus éxitos y sus fracasos, además de aquellos momentos oscuros ligados a su adicción a las drogas, el sexo y el alcohol. Y como era de esperarse, finalmente veremos las consecuencias de cada decisión errónea de este personaje.
Pero no se trata de sólo de un castigo, BoJack se convierte en un protagonista reflexivo, arrepentido y frágil, finalmente el ritmo de vida que llevó por años le ha pasado factura y lo vemos sufrir como nunca. ¿Te das cuenta? Estamos hablando de un caballo adicto a la heroína que ha causado daño a muchas familias y a pesar de todo, es imposible negar la fuerte conexión que tenemos con él y terminas por sentir empatía por sus malos ratos.
Esto no sería posible sin un libreto aterrizado, mismo que le dio prioridad a la oscuridad y sufrimiento de su personaje principal para esta última temporada. Y no se trata de un final triste y melancólico, pero si uno apegado a la realidad de la vida misma, la cual no puede regirse bajos sus propias reglas; toda acción tiene una reacción y vaya que BoJack lo aprendió a las malas.
Al final del camino Bob-Waksberg le da una salida digna y realista a su querido BoJack; no se trata de un final feliz y arreglado a su conveniencia, simplemente una salida en la que deba pagar por sus errores, pero en el que pueda seguir viviendo con una mente clara y llena de resignación. No todo debe ser espectacular y tremendamente conmovedor para considerarlo un gran final, no al menos con BoJack, aquí la tranquilidad y casualidad, sin sorpresas igual que la vida misma es como este show se despide.
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