Estamos en la época de oro de las cintas de superhéroes en las que los buenos salvan al mundo de la maldad de alguien o algo, pero ¿qué sería de ellos sin los mencionados villanos? Sin aquellos que los ponen en aprietos y no dudan en obtener lo que quieren a toda costa, simplemente no tendrían chamba. Bien dicen que la fuerza del superhéroe se mide por la capacidad del villano: entre más poderoso uno, más cosas tiene que hacer el otro para detenerlo.
Es por ello que a veces es inevitable que el malvado de la historia sea quien nos cae mejor, tal vez por su determinación a la hora de enfrentar a su contraparte o quizá por su congruencia en los ideales y capacidad de ver el mundo desde perspectivas diferentes, pero reales. Simplemente sin ellos no habría nada qué contar.