Cuando en el 2002 se estrenó la primera de tres cintas de Spider-Man protagonizadas por Tobey Maguire, no hubo ningún villano más querido que el Duende verde, interpretado por Willem Dafoe. Con toques de locura y una cara casi de psicópata, el actor estadounidense dejó una vara alta para los siguientes antagonistas de la saga y que ninguno de los siguientes, inclusive el propio Maguire, pudo alcanzar.
Como pocos dentro de la industria, el mismo Dafoe decidió grabar el 90% de sus escenas de acción, e inclusive pidió que el traje de su personaje fuera más dinámico y atlético para poder moverse con mayor libertad. Se tardaba cerca de una hora y media en colocarse las 580 piezas que componían el verdoso atuendo.