Los cinéfilos extremos son aquellos que, a pesar de la pandemia de COVID-19, decidieron asistir a las salas de cine omitiendo las recomendaciones hechas por la Organización Mundial de la Salud, aquellas que, aún cuando no todos estuvieran de acuerdo, sugerían el aislamiento dentro de los hogares para evitar el contagio ocasionado por reuniones masivas en lugares públicos.
¿POR QUÉ FUIMOS A LOS CINES QUE AÚN ESTABAN ABIERTOS?
Veamos. La vida como periodista dedicado al séptimo arte se tornó complicada de un día para otro. Una cosa es que nos recomendaran no ir a conciertos (ja) o a cines, y otra muy diferente es que la fuente cinematográfica tuviera que bajar la cortina de repente. Mi viaje al Festival Internacional de Cine de Guadalajara se pospuso súbitamente; el screening de Prometo volver de Alice Winocour se canceló (aunque por primera vez hubo una función virtual); la presentación de Rivit TV en el Four Season se convirtió en phoner; se pospuso el estreno de Mano de obra, ¿Y cómo es él?, Vaquero de mediodía. Cerraron las salas de Le Cinemá del IFAL –los primeros en hacerlo– y el Tonalá (abriendo plataforma de streaming y delivery de comida). Conferencias de prensa, junkets, rodajes fueron cayendo como fichas de dominó inevitablemente.
Pienso en los colegas del mundo que pasan por la misma situación. Además, no son pocos los que me han mostrado su preocupación por caer enfermos con limitadas condiciones económicas –toco madera–. Entonces, consideré como misión personal documentar y difundir el impacto del aislamiento en aquellas personas que dejaríamos de ver, pero no dejarían de existir, cuando todos estuviéramos en casa.
Associated Press publicó una foto tomada por Rebecca Blackwell que me conmovió. Se trataba de un desolado artista callejero caracterizado como Joker que luce desesperanzado bajo el rayo del sol porque son poquísimos los peatones que se toman fotos con él. Además de este trabajo en la normalmente repleta calle de Madero del centro de la Ciudad de México, el gimnasio donde también labora cerró sus puertas por la contingencia.
La amigable superheroína Susana Distancia, quien busca salvar vidas, de repente se convertía en un enemigo mortal para otros. Historias como estas y mi curiosidad periodística me hicieron salir a la calle armado con mi cámara, tapabocas y mucho gel. Yo también debía seguir trabajando: Retrataría de primera mano el impacto que ha traído el coronavirus en los cines.
Pulsa SIGUIENTE para seguir leyendo…