Alfonso Cuarón buscó que Roma fuera sólo suya, así que evitó a toda costa que se mostraran sus referencias inconscientes a otros directores. Dice que incluso, tras montar una escena y quedar satisfecho con el resultado, se daba cuenta justo antes de filmar que se parecía mucho a algo que le había visto a alguno de sus directores favoritos y entonces lo cambiaba todo para la pena del pobre Eugenio Caballero. Cuarón afirma estar conciente de que, con todo, Roma debe de estar llena de la influencia de otros directores:
Están en mi ADN cinéfilo, así que es imposible que no existan.
Quizá uno de los comentarios que más se escucha es que Roma pertenece a la corriente del neorealismo y Cuarón dice que eso le sorprendió mucho porque el pensaba que la cinta estaba más influenciada por Yasujiro Ozu. Pero asegura que se siente honrado porque fue justo el neorealismo lo que lo acercó al llamado 'cine de arte'. También comentó que en su famoso plano secuencia en el campo, el editor le comentó que el viento era muy parecido al que Fellini utilizaba y Cuarón está de acuerdo, pero también se cuestiona si la gente hubiera visto la influencia del neorealismo italiano de la posguerra si Roma no hubiera sido filmada en blanco y negro.
