Tuvieron que pasar cinco años para que la franquicia de El conjuro volviera a cobrar vida, y no con alguno de sus spin-offs, sino en forma de la historia principal centrada en el matrimonio Warren. El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo se centra en la investigación paranormal de un caso de asesinato aparentemente premeditado, sin embargo, el acusado se proclama inocente alegando posesión demoniaca como la razón del crimen. A partir de esto la pareja protagónica comienza a involucrase hasta toparse con algo que ellos mismos no tenían previsto. Con esto en mente, echemos un vistazo sin spoilers a lo bueno y lo malo de la película.
LO BUENO DE ‘EL CONJURO 3: EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO’
DOS PROTAGONISTAS IDEALES
Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga) vuelven a ser los protagonistas de la historia y nuevamente brillan por sí mismos. Hay química casi palpable entre el actor y la actriz que sin duda se ha convertido en uno de los atractivos de la franquicia. Ahora vemos a un Ed mucho más golpeado por ciertos padecimientos físicos, pero no por ello se deja vencer y como puede le echa la mano a su esposa. Justo hablando de Lorraine, tiene mucho mayor peso en la trama y a partir de la segunda mitad de la película diversas cosas comienzan a girar a su alrededor.
Vera Farmiga tiene la experiencia necesaria para cargar con la mayor parte de la historia álgida en sus hombros y sacar su papel adelante. Vuelve a dar una convincente interpretación de Lorraine y eso incluye gritos, sus habilidades de clarividencia y hasta múltiples gestos de preocupación por lo que vive y percibe. Por otro lado, Patrick Wilson se vuelve un poco más complementario que en las entregas pasadas, pero no deja de ser una presencia grata en pantalla y el propio carisma del actor hace imposible que prescindamos del papel.
'El conjuro 3': Primeras críticas son mixtas pero coinciden en que no es lo mejor de la sagaUN HECHO HISTÓRICO ES LA INSPIRACIÓN
La historia de Arne Cheyenne Johnson (Ruairi O'Connor) y su posesión demoniaca es la excusa perfecta de detonar la trama de El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo. La buena noticia es que, contrario a lo que podría sugerir el tráiler y las primeras imágenes reveladas de la película, no pasamos mucho tiempo en los juzgados o los trámites legales que rodean al personaje, sino que simplemente es el detonante para que los Warren se pongan a trabajar.
A pesar de esto, la anécdota de lo que le pasó es muy efectiva, es decir, logra causar interés en el público y al final querrás saber un poco más sobre el suceso (te contamos cómo acabó todo esto en la vida real en este enlace). Y es que no te encuentras con alegaciones serias ante un juez de posesión demoniaca y mucho menos con un crimen que sucedió en Brookfield, Connecticut, un pueblo en el que prácticamente nunca habían sido testigos de un asesinato y se convirtió en el centro de tantos reflectores nacionales e internacionales.
Pulsa SIGUIENTE para seguir leyendo…