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UN SUBE Y BAJA EN EL RITMO
Por ahí de la primera hora de El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo la mayor parte del tiempo te tiene atrapado e interesado en lo que sucede. Hay el contexto suficiente para entender con claridad qué es lo que ocurre con los involucrados y también dosis de suspenso, pero esto cae en un bache del que cuesta mucho salir. Y es que de repente las acciones parecen estancadas, o al menos esa sensación transmite; no parece que vayamos a algún lado con lo que se cuenta en la segunda mitad obviamente hasta llegado el clímax, pero para ese entonces no estás en un momento de suspenso muy alto.
Además, llega el momento en el que comienzan a enlazarse algunos otros casos con la investigación principal de Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga) y crean cierta confusión. Si perdiste un poco de atención en cierto punto podría ocurrir que no encuentres la conexión entre los sucesos, por lo que la frase “entre más simple, mejor” no aplica para esta película. Sumado a todo esto, los jump scares son muy predecibles, así que se pierde el factor sorpresa en la mayoría de ellos.
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UN CAMBIO RADICAL DE DEMONIOS
Un ingrediente importante en la franquicia de El conjuro sin duda son los demonios, estos seres que se convierten en el centro de atención de los Warren y que incluso han derivado muchos spin-offs tan sólo con una sutil aparición. El problema en El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo es que no son el centro de todo, es decir, hay humanos involucrados también en el lado antagónico, tal como se puede ver desde el primer tráiler, por lo que quitar de la ecuación las intenciones frívolas de un demonio con ciertas personas parece arriesgado.
'El conjuro 3': Ellos son los demonios que aparecerán en la película
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La película se convierte en una especie de competencia de habilidades y conocimientos paranormales y por lo tanto el ingrediente demoniaco parece relegado al estar hasta cierto punto controlado. Pasa de ser el antagonista a un personaje secundario y por ende no tiene vida propia. Esa materialización del mal no genera el mismo impacto y tampoco tiene una dosis alta de suspenso, por lo que la solución al problema quizá no te deje tan satisfecho.
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ESCENAS OSCURAS Y FUGACES
No podemos dejar de mencionar que varias tomas de El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo lucen oscuras, por lo que ver ciertos detalles a veces cuesta trabajo por la poca luz en las imágenes. Por otro lado, algunas escenas que involucran cierto nivel de acción son fugaces y por ende te pierdes de ciertos movimientos, creando momentos no tan espectaculares para mirar y que en ciertas partes ni siquiera sabes por completo quién hace qué.
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Con todo esto en mente, El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo sí respeta algunas partes importantes de sus antecesoras, ahora con Michael Chaves en la dirección tomando el lugar de James Wan (director de las dos primeras), sin embargo, carece de ciertos puntos que justo han hecho que las dos cintas anteriores se conviertan en clásicos. Definitivamente no estamos ante la mejor entrega de la hasta ahora trilogía, aunque tampoco es mala como para aborrecerla.
