Una de las películas más vistas en Netflix durante este mes es El baile de los 41, de David Pablos, la recreación de una noche de 1901 en la que un grupo de homosexuales fue atrapado por la policía y reportado ante el entonces presidente del país Porfirio Díaz (Fernando Becerril en la película), quien ejerció mano dura, los aprehendió, castigó y exilió de la ciudad, excepto a su yerno, el diputado Ignacio de la Torre y Mier (Alfonso Herrera en la película), cuyo secreto fue descubierto por su esposa e hija del mandatario: Amada Díaz (Mabel Cadena en la película).
Al ser un evento basado en hechos históricos, una de las reacciones inmediatas al terminar la cinta es correr a buscar quién fue Ignacio de la Torre en la vida real, o incluso qué sucedió con Amada Díaz después de la exoneración de su marido, pero algo que también debemos tomar en cuenta es ¿qué pasó con la comunidad gay tras estos sucesos? Consultamos a la investigadora Abigail Campos Martínez, parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, recomendada por Elsa Aguilar Casas, jefa de difusión del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe para no quedarnos con la duda.
La película de David Pablos finaliza con un dramático close up de Ignacio de la Torre sentado en la mesa de su casa, sin tocar sus alimentos, resignado a vivir en el clóset por cuidar su propio bienestar y el de su suegro, quien prácticamente le salvó el pellejo para evitar un escándalo al interior de su familia. La sociedad los ridiculizó tras su descubrimiento porque, según la charla sostenida con la especialista:
"En ese momento el pecado nefando es muy poco mencionado. Se aplicó la política del silencio, creyendo que si se ignoraba lo más posible, dejaría de existir. La minoría gay se escondió, se casó y tuvo hijos para mantener las apariencias, por poder adquisitivo o nivel cultural", contó Campos Martínez. Desde Europa, en casos visibles como los de Óscar Wilde, la homosexualidad comenzó a platicarse y viajar a través de los escándalos de las mismas celebridades, la moda francesa, la historia de San Sebastián y el culto a los marinos.
"Lo interesante, tras el escándalo de los 41, es que marca la primera representación de homosexualidad masculina en el imaginario mexicano, aceptándolo, aunque con desdén", citó la investigadora a Eduardo Castrejón y su novela crítico-social Los Cuarenta y Uno, prologada por Carlos Monsiváis. A partir de este hecho, "el número 41 se convirtió en una connotación negativa ya descontinuada por el paso del tiempo", señaló.
'El baile de los 41': Mabel Cadena utilizó un vestido de 15 kg en la película de Netflix
Casi al final de la trama somos testigos de la indignante humillación a la que fueron sometidos los protagonistas del baile, muy al estilo del famoso capítulo de Game of Thrones Mother’s Mercy, en el que Cersei Lannister (Lena Headey) camina desnuda por su comportamiento e historial sexual. Al ser descubiertos, fueron exhibidos, golpeados, flasheados por fotógrafos y rodeados por reporteros que durante un mes no soltaron el caso:
"Los periódicos referían el evento en función de no sólo juzgar y exponer a la opinión pública la práctica sexual 'desviada' en términos como 'vicioso', 'asqueroso', 'escandaloso' o 'baile de afeminados', sino que, por medio de estos conceptos, se vendió la representación poco viril, criminal y enferma de la biopolítica", agregó con apoyo de la investigación de Miguel Ángel Barrón Gavito, El baile de los 41: la representación de lo afeminado en la prensa porfiriana.
Pulsa SIGUIENTE para seguir leyendo...