El anunciado y esperado final de La casa de las flores llegó en su tercera temporada, en la que la familia De la Mora continuó con su incesante batalla por mantener el negocio familiar, pero a la par había que atender problemas individuales como el accidente de Elena (Aislinn Derbez), el encarcelamiento de Paulina (Cecilia Suárez), entre otras cosas. Estos recientes episodios comenzaron a generar reacciones positivas en redes sociales y hasta eventos especiales hubo para conmemorar la serie, pero ¿de verdad cumple con la expectativa?
Esta temporada tiene un aire de frescura y relajamiento como ninguna de las anteriores. Se nota que la presión de continuar alargando ciertas tramas ya no existe y hay libertad creativa para hacer de los personajes lo que mejor convenga, siempre teniendo en cuenta que había que llegar a un cierre definitivo (o al menos eso nos hacen pensar). Esta situación ya no la vemos tan seguido en las series, ya que incluso títulos nuevos suelen dejar entreabierta la posibilidad de una continuación, pero cuando llegan a un acuerdo sobre un final, sin duda se abre la puerta para un mejor desempeño al escribir y ejecutar.
Nuevamente son los personajes quienes cargan en sus hombros la trama de los capítulos, aunque en esta ocasión no todo recae en Paulina, quien es un enorme personaje, pero ahora sí deja brillar a los demás protagonistas. Incluso, de los puntos más fuertes de esta temporada, es que justo la dinámica de los personajes es reforzada con historias más elaboradas en las que se puede notar un trabajo creativo amplio y arduo. Ahora no son los típicos roles estelares superficiales por momentos, sino que tienen mayores fundamentos que antes.
Es verdad que existen ciertos tropiezos en la tercera temporada (en los cuales ahondaremos más adelante en este texto), pero en definitiva esta entrega es la mejor de todas en este seriado. Incluso el ritmo de los episodios (de aproximadamente 30 minutos) es ágil, por lo que se puede maratonear con relativa facilidad los episodios.
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