Directores como Alfred Hitchcock, con su escena de la ducha en Psicósis (1960), y películas como Viernes 13, nos han enseñado que los momentos más íntimos de la gente son los favoritos entre psicópatas y monstruos a la hora de atacar. A lo largo de décadas (y de numerosas escenas cliché), hemos aprendido que en las historias de terror, desprenderse de la ropa simplemente está mal y que podría ser una sentencia de muerte, ya que este rato de vulnerabilidad será aprovechado por un villano para sacar su motosierra, cuchillo o arma y asesinar.
Estos asesinos se aprovecharon del momento más vulnerable del ser humano...