Para los actores y actrices, las escenas intimas son en realidad de lo más incómodas; no solo quedan expuestos frente a camarógrafos, microfonistas o asistentes, también deben lucir justo como el director exije y para ello, hay que cuidar todo tipo de detalles técnicos antes de comenzar a filmar.
Uno de los más viejos trucos para hacernos creer que los amantes quedaron empapados de tanta pasión, es rociar agua con glicerina sobre sus cuerpos, aunque en el caso de Titánic (1997) fue pura agua mineral. Mientras que -según cuenta Winslet- la idea para la famosa escena donde Rose estampa su mano en el vidrio empañado del coche surgió en pleno rodaje ¡Y vaya que les funcionó!