Si bien no todos enfrentan procesos judiciales que demuestren su culpabilidad y el alcance de los delitos de los cuales han sido acusados, la industria cinematográfica estadounidense ha decidido tomar justicia por su propia mano y cortar cualquier conexión con estos actores que poco a poco han sido borrados de los proyectos en que estaban, sin importar los retrasos en la producción ni las pérdidas monetarias.
Y aunque este parecería un noble gesto de solidaridad con las víctimas y una manera de mostrar cero tolerancia al acoso y abuso sexual, también resulta conveniente dejar de trabajar con personas cuya imagen o reputación está dañada, porque ¿quién querría ver la serie protagonizada por un verdadero abusador de menores? Definitivamente es un rostro que no se puede comercializar. La verdadera cuestión es si "borrar" personas que la propia industria puso en un pedestal de fama e inmunidad, realmente está eliminando el problema desde sus entrañas.