Big Little Lies no tiene pelos en la lengua a la hora de presentar este autorretrato en el que la sociedad norteamericana de clase alta no sale bonita. Una clase privilegiada, que a pesar de tenerlo todo, sigue sin poder llenar sus vacíos. Esta oscura selfie capta todas sus carencias, sus miedos, su egoísmo, todo lo que aguanta y los secretos que guarda con tal de conservar la apariencia de una vida perfecta.
Y es que Big Little Lies bien podría resumirse en aquello de que 'los ricos también lloran' porque todos tenemos ropa sucia que sólo se lava en casa, y la depresión, la violencia física, el abuso sexual, el racismo y los prejuicios también suceden hasta en las mejores familias.