Jaume Balagueró, director de REC, vuelve al género de fantasía y horror con Venus, protagonizada por Ester Expósito, un filme basado en el cuento de H.P. Lovecraft, "Los sueños en la casa de la bruja", una historia donde Lucía (Ester) le roba a narcotraficantes una maleta llena de droga, refugiándose en casa de su hermana y sobrina, sin imaginar que sucesos paranormales se interpondrían en su reencuentro, la cual ya puedes ver en Cinemex y Cinépolis.
Esta nueva exploración del cineasta catalán se queda corta en muchos aspectos narrativos, pero tiene el fuerte de atrapar al espectador por la presencia de la actriz de Élite en su incursión en el género de fantasía y gore, porque hay que decirlo, Venus podrá tener muchos pies de donde cojear pero jamás escatima en su nivel de exposición violenta. Y se agradece que no les tiemblen la mano por temor a ser cancelados por cualquier situación.
Por ejemplo, el arranque del filme es emocionante aunque cliché, misterioso pero choteado, porque vemos al personaje de la ex de Alex Speitzer bailando en un club nocturno con un leotardo plateado, escapando y tratando de cumplir una misión encubierta antes de escapar al edificio de su hermana. Y justo en esta parte vemos a Lucía sufrir: jalón de cabello, un inmisericorde azotón contra una lámina y un puñal abriendo un agujero en su muslo derecho.
Todo está bien en los primero 10 o 15 minutos del filme, hasta que empiezan cosas ilógicas como curar un corte profundo con alcohol y no con sutura; las aburridas y predecibles charlas entre mafiosos, quienes recurren curiosamente a una bruja para descubrir el paradero de su ladrona de metanfetamina. Balagueró gasta un poco de tiempo excesivo en los traficantes haciendo que el filme se haga largo en su acto intermedio. A resumidas cuentas, ni te interesa ni te compras la maldad de estos hampones.
La fantasía realmente es presentada a pinceladas, no explota hasta que el personaje de Lucía decide subir al piso 10 para saber qué carajos pasa y por qué hay tantas leyendas oscuras en ese nivel. Para que esto pase, el director utilizó momentos terroríficos en el cuerpo de Ester para mantenernos interesados: una horda de cucarachas saliendo de su pierna, infección, paranoia, apuñalamiento, desangre, autocuración, adrenalina, Lucía se las arregla para hacer de los imposible algo interesante.
Y aquí radica la magia de Balagueró, pues encontrar en una modelo esa figura perfecta para sacarla del lujo y meterla en pants, camisetas percudidas y más para ser víctima de las circunstancias es algo que no todos se atreven. Es como si en Hollywood probaran suerte con Kylie Jenner, Kendall Jenner, Selena Gomez, niñas que se han ganado el respaldo del lujo, en películas independientes donde la porquería sustituye sus lujosas prendas.
Los efectos prácticos y visuales permiten que Venus sea un producto artesanalmente visceral, donde los elementos paranormales son realmente grotescos con personajes como La ayudante, evidentemente inspirados en criaturas de la mítica Lovecraftiana, pero también dotado de elementos, quizá, extraídos del videojuego de survival horror Silent Hill y la cultura sadomasoquista.
Justo el momento de introducir a las verdaderas antagonistas, la película atrapa la atención del espectador harto de los mafiosos con una escena donde Ester pudo ganarse a los fanáticos del gore: un desolle gástrico que remedió con ayuda de una engrapadora y cinta adhesiva para ductos sin ninguna clase de anestesia, el simple impulso de sobrevivir para rescatar a su sobrina secuestrada por las malas de este cuento. Y el toque final, magistral aunque predecible, una sobredósis de metanfetaminas para olvidar el dolor y salir a recuperar lo que le pertenece.
Aquí radica lo absurdamente fantástico de esta película, que puedes odiar en su desarollo hasta que el plot twist te explica por qué el filme se llama Venus. Y antes de pasar a la explicación decimos que hay mucha inspiración en Evil Dead de Sam Raimi desde nivel fotografía hasta emplace y secuencia con Ester apunto de salir a matar. Todo esto lo hablamos desde el punto de vista del género horror, pero a nivel conceptual juega mucho la feminidad.
Venus no sólo está en referencia al tema del eclipse de sol, sino que es una referencia mitológica a la diosa griega del amor, la belleza y la fertilidad en una forma más sexual y grotesca, representando la liberación femenina desde las entrañas. Puede que el cuento de Lovecraft esté más arraigado en el microcosmos al cual era adepto, pero Balagueró actualiza el relato con un feminismo radical que tiene como trasfondo un acto de amor hacia la familia.
Y precisamente es el momento en el que se viven en miles de hogares, donde el accionar de las mujeres ha estallado a niveles donde tienen todo el derecho de tirar paredes y muros con tal de exigir un planeta seguro para todas ellas. Lamentablemente, Venus no termina de ser un referente en la filmografía de Balagueró porque justo cuando empiezas a olvidar el tedioso desarrollo viene una frase que echa a perder lo rescatado.
Dos palabras que condenan el camino recorrido por Lucía y la consolidación de Expósito como final girl, bueno, digamos que el largometraje estuvo en contra misma la hora 40 minutos de duración, pues a la española le damos el crédito de adoptar esta imagen violenta que muchos nunca habrían imaginado verla, y tal cual con lo conceptual, rompió con lo establecido y los estereotipos atribuidos a su belleza. Venus es enemiga de su propia órbita, pero la diosa tiene una vida propia para prestarle muchísima atención y puede que acabe probándose más como le ha sucedido a la mexicana Melissa Barrera (Scream 6).