Léa es una mujer de 28 años que un día despierta con ganas de cambiar su vida debido a todas las preguntas existenciales que últimamente bombardean su mente. Para esto decide convertirse en rabina, lo cual es muy poco común para las mujeres en Francia. Cree que acercándose a la religión terminará por conocer quién realmente es, pero mientras aprende sobre su nueva vocación, también hallará más dudas a las que no hallará una respuesta inmediata. Léa se crió con un padre ateo, por lo que para él resulta toda una sorpresa que su hija busque ser rabina, pero justo sus diferencias los harán ver las cosas valiosas de la vida. Léa se da cuenta que todo rabino es encargado de guiar a los demás y ayudarlos mientras los creyentes sufren o pasan por un momento delicado, y ella al apenas saber quién es no cree ser de mucha ayuda. Esta joven mujer comenzará a creer que lo suyo no es ser rabina, pero justo todos esos cuestionamientos que tiene respecto a su vida y lo que la rodea, así como la manera en que le da importancia a cada persona, la hacen darse cuenta que simplemente es humana y está bien tener dudas, pues uno todos los días termina redescubriéndose.