Dedo y Carlotta Klatt son dos padres de familia que desde hace varios meses llevan buscando a su hija Wanda, quien desapareció repentinamente y sin haber dejado ningún rastro. Wanda tan sólo tiene 17 años y aunque Carlotta y Dedo creían que la policía sería de ayuda en la investigación del paradero de su hija, hasta ahora no han podido brindar respuestas claras respecto a lo que le pasó. Debido a esto, ambos optan por investigar con sus propios recursos ya que no pueden permitir que pasen más meses sin saber dónde está Wanda o cómo se encuentra ésta, por lo que con la ayuda de Ole, su hijo, compran varios aparatos tecnológicos de vigilancia que les ayudarán a tener un mejor panorama respecto al caso de su hija. Tanto Dedo como Carlotta se hacen pasar por trabajadores de una compañía eléctrica con tal de poder ingresar a los hogares de sus vecinos para colocar micrófonos y pronto expanden su red a casi todo su suburbio, así que ya tienen ojos y oídos en más lugares que les puedan proporcionar una pista sobre Wanda. Gracias a los micrófonos, los Klatt se dan cuenta que las personas que saludaban a diario o en la que confiaban no son quienes pretenden, pues más allá de sus puertas y paredes, cada una de estas personas guarda ciertos comportamientos que los dejarán sorprendidos y preguntándose qué tantos secretos les han guardado, pues incluso varios pueden ser muy peligrosos.