El cómo “Monsters: The Lyle and Erik Menéndez Story” aprovecha el formato que brinda las series la complejiza a tal nivel que no sabes cómo sentirte una vez terminada. En mi caso narrativamente me pareció fantástico cómo deformaban la trama para segmentar escenas que rayan en lo ridículo para desestimar constantemente la versión ya sea de los abogados defensores cómo del ministro, haciendo que a lo largo de la misma, te preguntes que de lo que estas viendo enserio es real, estamos viendo una historia que ha sido tocada por tantas manos de la cual ya solo quedan dos versiones exageradas diametralmente opuestas de un mismo suceso, y que la narrativa constantemente te esté imponiendo y seduciendo sobre que tienes que pensar mientras se contradice es enserio una experiencia única. Pocas veces he visto un producto que busque ser tan inmersiva con el espectador. Esta serie está hecha completamente para el diálogo, y me parece fantástico. Una serie que no desestima a su audiencia, y que, a base de plantearnos ambas versiones, busca que el espectador libremente construya su propio rompecabezas. Una de las propuestas más propositivas que ha hecho no solo Netflix, si no en el medio televisivo.
Una cinematografía elegante, de las mejores actuaciones que he visto en un medio televisivo, en una historia tan, pero tan pulida, que cada escena busca una y otra vez hacer que dudes con tu visión de los sucesos.
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