Las guardias nocturnas y de madrugada suelen ser bastante pesadas por las condiciones en que llegan varios pacientes y en esta ocasión para la Dra. Lucinda Edwards, quien se queda a cargo, se vuelve una pesadilla todo lo que acontece cuando llega Edith Owusu. Edith llega a la sala de emergencias por una sobredosis a causa de opioides y lamentablemente fallece, éste podría ser un caso más en el que una vida no pudo ser salvada a tiempo, pero el padre de Edith cree que la Doctora Lucinda fue la culpable de la muerte de su hija, así que decide demandarla para que abran una investigación en su contra. Aunque Lucinda no se encontraba completamente sola durante la guardia, su supervisor, el Dr. Leo Harris también la asistió en el caso de Edith, por lo que Lucinda tiene testigos que la respaldan sobre el trabajo realizado en la paciente. A pesar de que existen pruebas que la ayudan de alguna manera, una de las investigadoras que lleva el caso, la Dra. Norma Callahan, no se fía de ella y cree que guarda bastantes secretos que la harían culpable. Para Lucinda se volverá una tremenda angustia la investigación del caso porque mientras éste avanza, las cosas en su vida laboral y personal van empeorando, aunque pareciera ser inocente, muchos la creen culpable y sólo ella tiene la última palabra.
