Ahora que han atravesado la etapa más dura de la infancia de sus hijos, David y Rebecca están listos para dejar atrás la vida llena de pañales y noches de desvelos. Pero nueva tranquilidad se transforma en tempestad cuando los padres de Dave, Linda y Stew, aparecen en su hogar anunciándoles que se han ido a la quieba y no tienen ni siquiera donde vivir. Muy a regaña dientes, su hijo deja a la pareja establecerse en su casa por un tiempo para que vuelvan a comenzar. Pronto, la convivencia deja de ser llevadera cuando sus padres comienzan a cuestionar sus hábitos de crianza.