En 1960, NASA eligió a siete hombres para viajar al espacio en su cohete APOLO 11. A partir de ese momento sus vidas se volvieron públicas, incluyendo las de sus esposas. Durante el lanzamiento estadounidense, las cámaras de televisión se encargaron de enfocar los rostros sonrientes de estás siete mujeres que por dentro rezaban porque sus esposos regresaron con vida. Gracias al éxito de la misión, estas familias se convirtieron en realeza estadounidense.