En algunos momentos de los inicios de su carrera, Michael Bisping descubrió que su pasión por los deportes de combate no lograban mantenerlo, por lo que entró en modo de supervivencia y se vio obligado a aceptar diversos empleos, incluyendo trabajos en fábricas, mataderos, empresas de demolición, además de algunos oficios como tapicero, cartero, solador, yesero y vendedor. Sin embargo, en sus últimos años, la carrera de Michael como peleador de UFC despegaría y se convertiría en uno de los favoritos de los fanáticos de los deportes, pero con este deporte de combate viene la consecuencia de recibir patadas y puñetazos en la cara todas las noches. En una controvertida pelea contra Victor Belfort, lo impensable cambiaría el curso de la vida de Bisping para siempre. En el documental Bisping, el cineasta Michael Hamilton sigue la historia del luchador, quien después de una herida que pone en peligro su vida, debe decidir cuál es el camino que quiere elegir, si centrarse en su familia o volver a los combates, aunque no tiene nada más que demostrar.
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