Stanley Kubrick presenta su tercer película llamada Casta de malditos donde presenta a un equipo de ladrones que pretende realizar el golpe más grande de sus vidas. Johnny Clay (Sterling Hayden) acaba de salir de prisión luego de 5 años; durante ese tiempo planeó minuciosamente cada detalle de un robo al hipódromo de la ciudad, de ahí pretende extraer 2 millones de dólares. Para lograr tal hazaña, el bandido necesita reclutar a un equipo, sin embargo, va por la ruta poco convencional al elegir a hombres comunes con empleos comunes, aquellos que se sientan hartos de lo cotidiano y quieran darle un giro a su estilo de vida: el celoso y problemático George Peatty (Elisha Cook Jr.), un policía corrupto llamado Randy Kennan (Ted de Corsia), Mike O'Reilly (Joe Sawyer), quien se ve necesitado de dinero debido a su esposa enferma y Nikki Arane (Timothy Carey), un asesino a sueldo que pondrá en marcha la operación. Todo podría parecer en orden, pero aún el robo más sincronizado y planificado podría tener serias consecuencias para todos.
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