Animal Político

Una vaca intenta convencerse a sí misma de que es realmente feliz. Pero una tarde, justo antes de Navidad, se siente abrumada por una sensación de vacío. Ella tiene todo lo que su corazón desea. Ella es popular, ama las compras, proviene de una familia amorosa. Juega voleibol y luego fuma con las novias. Club deportivo, barbacoa, peluquería: su vida es perfecta. Sólo hay una cosa que la hace destacar: es una vaca. Una vaca real, en blanco y negro, en el mundo humano. Nadie en la película piensa que es extraño. Pero, como ella describe en una voz en off, siente un vacío existencial. Y así se mueve hacia el desierto, su soledad enfatizada por el formato de pantalla panorámica, para resistir tentaciones como la televisión y los bienes de consumo, y para plantear serias preguntas sobre el significado de la vida para ella (y para nosotros), en la superficie, todo en su vida parece estar bien. Entonces, ¿por qué se siente tan inútil de repente? ¿Qué más podría querer una vaca de la vida? La crisis de personalidad la hace decidirse a viajar para encontrar su verdadero yo.

Afectivamente existencial, pero también irresistiblemente humorística.

Animal Político es la espiritual y absurda ópera prima del brasileño Tião que progresivamente se pone más rara: hombres sin cabeza, un interludio sobre un náufrago desnudo, un robot en stop-motion, el monolito de 2001: Una odisea en el espacio de Stanley Kubrick y el rol crucial de un manual de normas técnicas.