Si algo aprendimos de Jamie Lee Curtis durante su visita a la CDMX para promover su última aparición como Laurie Strode en la franquicia Halloween, de John Carpenter, es su hilarante sentido del humor. Más negro que las noches en Haddonfield, tanto que le alcanzó para hacerle una declaración bastante honesta a uno de los afortunados fans que lograron colarse a la premiere de Halloween: La noche final que ella misma introdujo en Cinépolis.
Dentro, dejó consentirse. Se puso una chamarra de mezclilla de la cadena, tomó un par de palomitas de las personas en la primera fila y contestó cualquier cosa que le preguntaron. ¿Los asustaron filmaron la nueva trilogía de David Gordon Green? No. Ella no cree en nada de eso y tiene muy claro que está haciendo una ciencia ficción que no está poseída por algún espíritu extraño. ¿Qué piensa de Michael Myers (James Jude Courtney)? "Qué se putas joda. No merece nada de misericordia", exclamó.
Entonces, uno de los invitados le dijo sugirió bautizar su película como directora Mother Nature como "eco-horror" u horror ecológico, como quieran acuñarlo. El chico tenía la duda de si esa cinta iba a ser similar a lo que hizo junto al cineasta John Bruno en la película Virus, de 1999. Este filme trata sobre una entidad extraterrestre obsesionada en convertir a la raza humana en una nación de esclavos. Una adaptación de un cómic de Chuck Pfarrer que resultó malísima.
"¿Sabes una cosa? Si me prometes que jamás en tu vida verás Virus, la volverás a ver y tampoco la recomiendas yo misma te pago todas tus palomitas, refrescos, botanas. ¡No veas Virus!", exclamó la actriz estadunidense. Resulta que esa peli que compartió con Donald Sutherland fue mega mal calificada. 12% en Rotten Tomattoes. Costó 75 millones de dólares y apenas recaudó la mitad de su inversión, o sea, perdió lana.
"La única razón por la cual acepto estar en malas películas es cuando tus amigos tienen películas (igual de malas) para presumir, entonces yo les digo, 'meh, yo hice Virus'", dijo a IGN. El problema con Virus es, como le dijo a Bleeding Cool, "es un pedazo de mierda hecho en los noventas", porque es predecible, tonta; una ciencia ficción con efectos terribles. El pobre director, incluso, sepultó su carrera y sólo se dedicó a los efectos visuales de Avatar, Kingsman y Crepúsculo, aunque lo crean imposible.