El nuevo episodio de House of the Dragon llevó al espectador a momentos de mucha emotividad. Ryan Condal y Miguel Sapochnik, los productores y showrunners, se han tomado la libertad de agregar drama a toda la Casa Targaryen y sus integrantes creados por George R.R. Martin para tenernos a todos pegados a HBO Max los domingos por la noche y, los lunes, hablando con la gente del trabajo o las escuelas sobre lo que recién vimos.
Ayer, Ewan Mitchell fue la gran revelación como Aemond "El tuerto" por dos momentos: La cara de loco que puso al brindar por Jacaerys (Harry Collet) y Lucerys (Elliot Grihault), y el enfado que le generó tener de frente el lechón preparado para la última cena que tendrá toda la familia. Recuerden que, antes de domar a Vaghar, su hermano Aegon II (Tom Glynn-Carney) y sus dos sobrinos Velaryon, le llevaron un puerco de granja con alas de dragón para mofarse.
Sin embargo, desde ya podemos ir dando el Emmy a Paddy Considine por su excelsa interpretación del rey Viserys I, el primero de su nombre que, durante 26 años, generó prosperidad en todo Westeros con su política pacifista y antibélica. Si en un principio creíamos que era indigno, ahora creemos que fue lo mejor que le pudo pasar al reino. La lepra y podredumbre que atacó su cuerpo fueron meros contagios del destino por ocupar el peligroso Trono de Hierro, sediento de "fuego y sangre".
Su acto de valor, por el cual le damos lo mejor de la temporada, es su último ascenso al trono, ayudado con su bastón y con la corona resbalando de su cabeza. Esa caída, hasta ayer, creímos era un símbolo que avisaba el fin de su reíno, la llegada de Daemon (Matt Smith), el respaldo y la reconciliación de los hijos de Baelon Targaryen. Estuvimos conmovidos hasta el momento que Daemon colocó la corona, por última vez, al soberano de todo el continente.
Cuando estábamos filmando, la corona cayó de la cabeza de Paddy, Matt la tomó y siguió actuando. Fue un gran descubrimiento, porque fue el punto de inflexión más alto entre los dos personajes y que remataba el piloto donde Daemon está obsesionado con su corona y jamás imaginó que terminaría ayudando a su hermano a sentarse en el codiciado trono y colocándole su corona", dijo la directora Geeta Patel a EW.
Esta improvisación llevó a la producción a eliminar un discurso bastante emotivo de Daemon durante la famosa cena donde ocurrió el altercado entre los cachorros Targaryen y Velaryon. Este descarte fue más tiempo que por otra cosa, sin embargo, ese infortunio se convirtió en oro y en una de las mejores escenas de toda la serie, no sólo de la octava parte. Nuestra telenovela de la edad media se está volviendo más interesante a dos semanas de su conclusión.