El fenómeno de los remakes es inevitable, incluso necesario, en una industria preocupada por mantener vigentes y activas las franquicias. Cuando se trata de comparar películas de terror y sus remakes, las originales generalmente son mejores, con algunas excepciones como El hombre invisible de Leigh Whannell y Elisabeth Moss que supera la versión de James Whale de 1933.
El problema es que los remakes de terror no capturan la misma esencia que el original. Tratan desesperadamente de recuperar la magia y la esencia, pero se vuelven predecibles, sin generar sorpresas, como ocurre en el intento de 2005 de Tom Welling por recrear la misteriosa atmósfera de La niebla (1980) de John Carpenter, o el esfuerzo de Jason Clarke en la versión de 2019 por sacar adelante Cementerio maldito (1989).
‘Psicosis’
Por un lado, Psicosis consolidó a Alfred Hitchcock como uno de los grandes del terror, el thriller psicológico y el suspenso. Por el otro, algunos directores son tan audaces como para realizar un remake idéntico tanto en el tipo como en la duración de los planos. Gus Van Sant hizo esto y si bien es cierto que su versión es un ejercicio experimental del manejo de lenguaje cinematográfico, en términos narrativos y dramáticos no ofrece nada nuevo.
‘La profecía’
La película original de Richard Donner no es una obra maestra intachable, pero al menos posee un aura apocalíptica contundente que es difícil de olvidar. La profecía de 2006, con David Thewlis y Liev Schreiber, es un endeble e inerte relato; una copia tan similar en la trama que si has visto la primera película, efectivamente has visto la última.
‘La casa de cera’
La película original de 1953, dirigida por Andre de Toth, alcanzó perfectamente todos sus ritmos de terror al centrarse en la venganza y la locura que emprende el propietario de un museo de cera después de un incendio. En la versión de 2005 de La casa de cera, el director Jaume Collet-Serra reelabora tanto la historia que termina por restarle valor a lo que funcionó originalmente.
‘Halloween’
Había buenas razones para ser optimista en 2007, antes del estreno de Halloween de Rob Zombie. El estilo macabro del director y la participación de Malcolm McDowell (La naranja mecánica) prometía una versión más cruda del mito de Halloween (1978). Sin embargo, en la ejecución, se desmorona, enfatizando demasiado la infancia abusiva de Michael Myers como la fuente de su violencia.
‘Una llamada perdida’
La locura del horror japonés de principios de la década de 2000 nos dio algunos remakes estadounidenses bastante malos, como Imágenes del más allá y Espejos siniestros, pero Una llamada perdida es el caso más lamentable de este grupo. Es un relato plano, sin sobresaltos, que contiene efectos visuales exagerados e innecesarios que se aventuran en un territorio involuntariamente cómico.
‘Pesadilla en la calle del infierno’
El remake de 2010, con Rooney Mara y Jackie Earle Haley, calculó mal lo que la audiencia quería ver en un reinicio de la saga inaugurada por Wes Craven con Pesadilla en la calle del infierno. Su exploración de las raíces de Freddy Krueger es confusa en su deseo de convertir primero la depredación sexual, ya implícita en el personaje, en una realidad explícita, y luego cuestionar si realmente podría haber sido un hombre inocente, injustamente linchado por los padres de Elm Street.
‘Poltergeist: Juegos diabólicos’
La versión de 2015, dirigida por Gil Kenan y protagonizada por Sam Rockwell, intentó actualizar la Poltergeist de Tobe Hooper, pero termino siendo un agujero negro del que aparentemente ningún recuerdo puede escapar, ya que incluso aquellos que han visto esta película parecen incapaces de recordar alguna virtud. La dinámica familiar es poco creíble, los eventos sobrenaturales se construyen en el absurdo, y los efectos visuales son infames.
‘Chucky: El muñeco diabólico’
Chucky ha obsesionado a muchas personas debido al diseño de su personaje. La versión de 1988, creada por Don Mancini, adoptó un enfoque directo del personaje y la historia. Lo que comenzó como un día alegre para el joven Andy (Alex Vincent) se convierte en una pesadilla. La tecnología a veces puede funcionar para el terror y, a veces, puede arruinar una historia simple como ocurre en El muñeco diabólico de Lars Klevberg y Aubrey Plaza.
‘La maldición’
La versión original de La maldición (2002) fue impecable y aterradora. Poco después, Takashi Shimizu reinterpreta su propio filme en la versión norteamericana protagonizada por Sarah Michelle Gellar con resultados positivos. Pero la versión de 2020, La maldición renace, con Andrea Riseborough y Demian Bichir, carece de tensión entre los personajes y la casa nunca tiene el peso fatídico y maldito de la obra original.
‘La masacre de Texas’
La masacre de Texas era una historia simple sobre cinco amigos que se dirigen a la zona rural de Texas y se topan con una casa desierta, sólo para descubrir algo siniestro en su interior, armado con una motosierra. La versión de 2022 dirigida por David Blue Garcia pretende crear de manera grandilocuente comentarios sociales sobre el racismo y las clases sociales que termina por olvidarse de los tropos del slasher.