Lo primero que deben de saber, Muerte Muerte Muerte no es una cinta de terror al cien por ciento sino una comedia negra bastante divertida. Digamos que el póster es un poco engañoso al vendernos el típico slasher donde los adolescentes son las víctimas de un sádico asesino obsesionado con destriparlos hasta dejar los cadáveres vacíos. Pero, si son observadores, la presencia del ex novio de Kim Kardashian, Pete Davidson (El escuadrón suicida), es la clave para no tomársela tan en serio.
Pero, esperen, eso no quiere decir que sea una porquería. En absoluto. La directora Halina Reijn, en su segunda película al mando siendo Instinct la primera, emerge como una promesa dentro del género de comedia de terror gracias a la originalidad de la historia. Ya lo dijo Isaac Ezbán, el éxito de este tipo de cintas junto con su Mal de ojo y Sonríe radica en la originalidad. El público quiere ver cosas nuevas no cuartos refritos (remakes).
Muerte Muerte Muerte nos traslada a casa de los papás millonarios de David (Davidson), donde él y sus amigas Sophie (Amandla Stenberg), Emma (Chase Sui Wonders), Greg (Lee Pace), Bee (María Bakalova) y la irreverente Alice (Rachel Sennot) enfrentan el paso de un huracán con pasones de cocaína, botellas de champán, pastelillos con mariguana y toda clase de excesos que la clase alta se puede dar para satisfacer su gula narcótico-etílica.
Hasta que deciden jugar Muerte Muerte Muerte, una clase de adivina quién que consiste en esconderse para evitar que seas asesinado por uno de los jugadores, una vez "muerto", el grupo se reúne para deliberar quién es el asesino. Y por si tenían duda, esta actividad tan gringa existe como también lo hace el Bloody Mary, la ouija y otros. Es hasta que uno de ellos fallece degollado que el grupo entra en paranoia y, al desconfiar el uno del otro, la carnicería se desata.
Cada una de las ejecuciones son predecibles, no tienen nada de original excepto la que causa la masacre. Sin embargo, ver a dos mujeres lesbianas, una podcaster cero inteligente, un hippie atlético, una desconocida y un drogadicto consentido conspirar sin la mínima de idea de qué están haciendo, convierte a Muerte Muerte Muerte en 90 minutos de mera diversión con poco de gore para llegar a un desenlace que complace por el nivel de estupidez de cada uno de los personajes.
¿Una pérdida de tiempo? Para nada. Hay una moraleja, de igual forma, bastante buena: jamás mezcles los excesos con la intención de volverte viral. El tiro puede salirte por la culata. Ahí está el caso de Yoseline Hoffman. Hasta a la cárce fue a dar. Si ya la vieron, sabrán de lo que hablamos. Nada es lo que parece, como el póster, engañoso y vende humo, pero del bueno. Está disponible este fin de semana en Cinépolis y Cinemex como parte de una de las nuevas apuestas de A24, cuya oferta es de las más perturbadoras.