A través de muchos altibajos, desde Blancanieves y los siete enanos hasta El rey león, Disney sigue siendo considerado uno de los estudios más influyentes del mundo. Y, por supuesto, cuando se trata de los factores que hacen que esta compañía sea exitosa, no podemos olvidar la creatividad y el cuidado de sus directores y sus respectivos equipos de producción volcados hasta en los detalles más pequeños, por ejemplo, las referencias históricas, culturales y artísticas.
La mayoría de las películas de Disney se basan en períodos reales de la historia humana (como la reconstrucción de la Inglaterra medieval en La espada en la piedra), y para agregar autenticidad y precisión al mundo que Disney está tratando de proyectar en las pantallas, sus creadores a menudo incluyen algunos detalles sorprendentes relacionados con la historia del arte. Especialmente, estas alusiones a menudo se mencionan de una manera tan sutil que pueden pasar desapercibidas en el primer visionado.
‘La Gioconda’ de Leonardo da Vinci (1503)
También conocida como Mona Lisa, el cuadro es un retrato de la esposa de Francesco del Giocondo. Muestra a una mujer, vestida a la moda florentina de su época y con un paisaje montañoso como telón de fondo. La expresión enigmática de la Mona Lisa, que parece a la vez seductora y distante, ha dado al retrato fama universal. La pintura más conocida del mundo aparece en Pinocho cuando Polilla, después de orientar al protagonista hacia la Isla de los Juegos donde fuman, consumen alcohol y comenten actos de rebeldía, pintan una especie de graffiti encima del cuadro de Leonardo.
‘Magdalena penitente’ de Georges de La Tour (1640)
Cuando la protagonista de La sirenita canta sobre su deseo de volverse humana y caminar bajo el sol, arranca la llama de una pintura que forma parte de su colección particular. El cuadro en cuestión, de Georges de la Tour, retrata a María Magdalena, arrepentida y devota de Cristo, sentada e iluminada por la llama de una sola vela para cuestionar los temas de santidad, vanidad, feminidad y la preocupación de la época por el juicio de Dios. Por lo tanto, el cuadro sirve para reforzar el hecho de que Ariel es la nueva María Magdalena (de ahí el cabello rojo), atada por un patriarcado restrictivo y castigada por sus deseos.
‘El columpio’ de Jean-Honoré Fragonard (1767)
Las pinturas utilizadas en Frozen son divertidas por una razón: la protagonista entra en su galería, se detiene frente a las pinturas y decide imitar las acciones de los cuadros, destacando la presencia de El Columpio de Fragonard. Aparentemente, esto se hizo para, al recuperar una pintura rococó (un estilo ligero y juguetón), dotar de esa energía vital un filme para niños. No obstante, el sentido original de la pintura era muy distinto: la pintura fue encargada por el dramaturgo francés Charles Collé, quien quería una pintura de su amante.
‘La noche estrellada’ de Vincent Van Gogh (1889)
Inspirada en el cuento de los hermanos Grimm, la película Enredados le da un nuevo tratamiento a Rapunzel, la chica con el pelo largo y dorado, que debe ser enredado, torcido y extendido para poder salir del encierro. A lo largo del relato destaca el tiempo que la protagonista debe pasar al interior de su enorme torre. Y una de las actividades que disfruta es pintar. Uno de los cuadros que elabora funciona como una reminiscencia de La noche estrellada de Van Gogh, y esto cobra sentido porque, así como el pintor deseaba plasmar la inmensidad íntima de la naturaleza, Rapunzel desea también extender sus anhelos más allá de las cuatro paredes que habita.
‘Destino’, el cortometraje de Salvador Dalí y Walt Disney (1945-2003)
El pintor surrealista Salvador Dalí no sólo colaboró en el cine con Luis Buñuel y Alfred Hitchcock, sino que también desarrolló un proyecto con Walt Disney titulado Destino. La colaboración que comenzó en 1945 duró alrededor de un año y los bocetos fueron creados por el artista de Disney, John Hench y el propio Salvador Dalí. Hench logró realizar una prueba de dieciocho segundos de duración, pero los esfuerzos fueron en vano ya que Disney tuvo que abandonar el proyecto debido a la grave crisis económica que azotó a la empresa durante la Segunda Guerra Mundial. Fue hasta el año 2003 cuando el artista Monfréy Dominique recuperó y complementó los bocetos para terminar de desarrollar el cortometraje que contiene toda la poesía visual y surrealismo característico de Dalí.
