Este fin de semana largo, desde el viernes 16 hasta el lunes 19 de septiembre, algunas salas de Cinépolis proyectarán Moonage Daydream, una experiencia sensorial devastadora y conmovedora que recurre a una mezcla psicodélica de presentaciones en vivo, entrevistas, fragmentos de videos y las pinturas experimentales de David Bowie, así como una selección de clips de otras películas clásicas (El mago de Oz, Un viaje a la luna, Nosferatu y Un perro andaluz) para conducir a los espectadores a una odisea audiovisual a través de la carrera y la visión artística del icónico músico británico.
Y precisamente cuando pensamos en Bowie es probable que su trabajo como actor no sea lo primero que se nos venga a la cabeza. Su larga e ilustre carrera como cantante y compositor, donde ha experimentado con numerosos géneros y trabajado con otras leyendas como Iggy Pop o Queen, lo sitúan como un icono en la historia de la música. Vendió cerca de 150 millones de álbumes en todo el mundo y fue ingresado al Salón de la Fama del Rock and Roll. No obstante, repasando su carrera cinematográfica, Bowie (el autor de ‘Ziggy Stardust’ y ‘Heroes’) ha intervenido en multitud de cintas poco memorables, pero también en otras tantas películas de mucho mérito. Así, lo hemos visto encarnar a un rey de los duendes, un alienígena nostálgico, un inventor genial, a Andy Warhol, Poncio Pilato, y a Nikola Tesla, ha trabajado también con algunos de los directores más interesantes de las últimas décadas: Nicolas Roeg, Martin Scorsese, Christopher Nolan y David Lynch, entre otros.
Interpretó a una pintura que quiere asesinar a su creador
Space Oddity, el segundo álbum de Bowie, fue lanzado en 1969, año en el que el músico británico debutó como actor de cine en The Image, un cortometraje de Michael Armstrong, filmado en blanco y negro. Michael Byrne interpreta a un artista que durante la tranquilidad de la noche, encerrado en su habitación, trabaja en el retrato de un hombre joven. Éste aparece con las manos extendidas, como si quisiera darle un abrazo a su creador. Mientras el pintor medita sobre su obra, detrás de la ventana aparece, en carne y hueso, el mismo joven del retrato. A partir de ese momento, el artista, angustiado por lo que acaba de experimentar, busca la manera de deshacerse de su creación.
Sus modales andróginos fueron perfectos para encarnar a un alienígena
El primer papel protagónico de Bowie fue en El hombre que cayó a la Tierra, película dirigida por Nicolas Roeg en 1976, como Thomas J. Newton, un extraterrestre que viaja a la Tierra desde su planeta asolado por la sequía e intenta financiar el rescate de su mundo. El extraterrestre se convierte en empresario cuando construye el imperio corporativo más grande de los EE. UU., creando avances tecnológicos mucho antes de tiempo. La elección de Bowie como Tom Newton está plenamente vinculada a la estrella de rock de modales andróginos que se adaptan perfectamente al papel del visitante del espacio. Además, Bowie sobresale al crear una sensación de tragedia y ambigüedad melancólica perfectamente adecuada en sus acciones.
Fue dirigido por el creador de los Muppets
El creador de los Mupptes, Jim Henson, dirigió Laberinto, una película de fantasía que se centra en una chica de 15 años (Jennifer Connelly) que debe rescatar a su hermanito del malvado Rey Goblin Jareth, interpretado por Bowie. La película fue un rotundo fracaso en taquilla, que supuestamente deprimió tanto a Henson que nunca volvió a dirigir. Pero Laberinto desarrolló una larga vida en formatos físicos, específicamente en VHS, y a partir de entonces para toda una generación de niños, el Jareth de Bowie, con su peluca siniestra de los años ochenta, con sus diálogos sin sentido, pero sobre todo con su ambigüedad característica para hacer que el villano sea atractivo y repulsivo, es una de sus creaciones más indelebles. Además, esta gran aventura basada en títeres incluye la espectacular y memorable canción de Bowie, ‘Magic Dance’.
De vampiro enfermo a victimario de Jesucristo
El debut cinematográfico de Tony Scott, El ansia (1983), fue una de las primeras versiones contemporáneas del género de vampiros y la modernidad inherente de Bowie (su vampiro de 200 años incluso se presenta durante una actuación del grupo Bauhaus) sin duda contribuye a ello. Su vampiro, llamado John, sufre el horrible destino de permanecer intacto durante un par de siglos, antes de envejecer repentina y rápidamente, sin poder morir. Sin duda, es uno de los papeles más trágicos que Bowie encarnó en pantalla. Tan sólo cinco años después, el músico dio vida a Poncio Pilatos, el hombre que literalmente se lava las manos de Jesús y sella su sangriento destino en la cruz en La última tentación de Cristo, la controvertida versión cinematográfica de Martin Scorsese de la vida de Cristo.
De artista pop a ingeniero eléctrico
Primero pongámonos artísticos con una película biográfica del artista Jean-Michel Basquiat, protagonizada por Jeffrey Wright en el papel titular, dirigida por el cineasta y pintor Julian Schnabel y que cuenta con Bowie robándose absolutamente el espectáculo al aparecer como Andy Warhol imitando sus gestos y manierismos. Y de ahí transitamos a finales del siglo XIX en El gran truco para ser testigos de cómo dos magos escénicos (Christian Bale y Hugh Jackman) luchan entre sí por quién tiene el mejor truco. Bowie interpreta aquí al ingeniero de la vida real Nikola Tesla, quien ayuda a uno de ellos con un dispositivo intrigante. Es una aparición pequeña pero importante y el director Christopher Nolan tuvo que viajar personalmente a Nueva York para que Bowie aceptara.