La película Rubia, basada en una novela de Joyce Carol Oates y dirigida por Andrew Dominik, se centra en el ascenso a la fama de Marilyn Monroe. Cuando se lanzó el primer avance de la película (que se estrenará en Netflix el 28 de septiembre), algunos espectadores manifestaron que podían escuchar indicios del acento español de Ana de Armas en su interpretación del tono de voz de Monroe.
Hay que recordar que de Armas nació en Cuba y comenzó su carrera en España antes de mudarse a Hollywood, en donde ha trabajado bajo la dirección de Denis Villeneuve(en Blade Runner 2049), Rian Johnson (en Entre navajas y secretos) y Cary Fukunaga (en 007: SIn tiempo para morir). Hasta la fecha, Rubia es su más grande reto y también un trabajo en el que tendrá todas las miradas sobre ella por el hecho de encarnar a la icónica actriz y modelo. Pero ¿por qué la actriz nacida en 1988 resulta ideal para este papel?
La biopic no es la réplica de lo real
La ilusión es un elemento esencial en el cine. Su magia no sólo consiste en la capacidad de proponer, aprovechar y explotar los efectos especiales para crear una invasión alienígena o revivir un antiguo dragón mitológico, sino también a través de la forma de concebir elementos vitales como el tiempo, el espacio y el cuerpo. Asumir que una ficción debe replicar de manera exacta y puntual la forma en que concebimos el tiempo cotidiano sería cerrarle a esa ficción la posibilidad de sorprendernos.
Algo similar ocurre cuando nos encaprichamos en juzgar las apariencias de los actores y actrices en el momento que interpretan a un personaje histórico. Parece que incluso, en la posmodernidad, anhelamos recuperar los antiguos ideales de la mimesis como la copia fiel y exacta de la realidad, donde sólo operaría la técnica y no la creatividad. Un procedimiento que, por ejemplo, comprendió Todd Haynes (director de Carol y El precio de la verdad) en Mi historia sin mí (2007), película con la que desafío la biopic tradicional al recurrir a seis personas (incluyendo Cate Blanchett, Heath Ledger y Christian Bale) que interpretan diferentes sucesos en la vida y trabajo del músico Bob Dylan.
La magia del cabello y el maquillaje
Más allá de los recursos digitales y sus manipulaciones en la postproducción, hay elementos mucho más orgánicos que deben trabajarse desde las primeras encarnaciones del personaje. El cabello y el maquillaje son elementos cruciales en Rubia para que Ana de Armas le dé vida a uno de los rostros más reconocidos de la cultura pop a lo largo de varias décadas. La decisión del casting generó críticas en el momento en que se anunció.
Aunque desde entonces los herederos de Monroe se han manifestado en pleno apoyo a la actriz cubano-española como Marilyn, asegurarse de que tuviera un extraño parecido con la icónica celebridad, sin ser una réplica exacta, parecía ser de suma importancia. En este sentido cobra relevancia ya no sólo la interpretación de la actriz o el parecido físico, sino la forma tan cuidadosa y detallada de trabajar las texturas del cabello, las tonalidades del maquillaje y las dimensiones y estilo de las cejas.
La preparación y el compromiso de la actriz
De Armas es una actriz joven cuya carrera, al interior de la industria de Hollywood, apenas comienza a despegar. No necesita un Oscar que respalde su convicción y compromiso para asumir cualquier personaje. La actriz ha leído con detalle la novela de Joyce; también estudió con lupa cientos de fotografías, videos, grabaciones de audio, películas, cualquier cosa que pudiera aproximarla a la famosa celebridad. Junto con el director exploró minuciosamente cada centímetro del material visual y, en un ejercicio de reconstrucción histórica, cuestionó, imaginó y debatió lo que podría estar ocurriendo en ese momento. Además de preocuparse en la apariencia, recurrió a un profundo sentido de empatía para intentar comprender no al icono popular, sino al ser humano.
Esta preparación es respaldada por Marc Rosen, presidente de entretenimiento de Authentic Brands Group (ABG), propietario del patrimonio de Monroe, y Brad Pitt, cuya productora Plan B financió parte de la película, quienes coinciden que de Armas ha logrado llenar ese difícil vestido no sólo por la imitación de posturas y gestos, sino por la forma profundamente humana con la que la actriz se aproximó a Monroe durante todo el proceso de realización.