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    'Hereditary': El ritual de la decapitación y el culto al demonio en la película de Ari Aster

    En 'Hereditary', su primer largometraje, Ari Aster entiende que nada capta mejor el horror y el espectáculo de la muerte que la decapitación como el primer paso hacia la materialización de un antiguo ritual en honor al demonio Paimon.

    Si bien es cierto que Ari Aster arroja elementos en Hereditary: El legado del diablo (2018) para hablar de enfermedades y padecimientos mentales que sufría la familia de Annie, interpretada por la espléndida Toni Collette, dentro del imaginario de la película se establece la posibilidad de que los cuerpos de sus hijos, Charlie (Milly Shapiro) y Peter (Alex Wolff), paguen el precio por los pecados que eligió la abuela Ellen, recientemente fallecida.

    Abundando más sobre esta película que pueden ver en HBO Max, y aprovechando que Jordan Peele es uno de los cineastas que vuelven a tomar pasajes bíblicos en su obra, podemos decir que en este nivel hay poca evidencia sobre el tema de los demonios familiares. 

    Dios claramente describe los efectos del "pecado generacional" a Moisés mientras le da los Diez Mandamientos: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” [Éxodo 20:5]. Este Dios iracundo promete castigar a los niños hasta la tercera y cuarta generación si no cumplen sus mandatos. Aunque esto sería visto como una superstición religiosa, es tentadora la idea de la repetición de patrones asociadas a traumas, miedos y demonios que se transmiten de generación en generación dentro de un núcleo familiar.

    Regresando a la película, es, precisamente, la muerte de la matriarca el evento que marca un punto agudo en el tejido relativamente asentado y normal de la familia de Annie, que a partir de ese momento comienza una agotadora odisea hacia un territorio oscuro y macabro. Este trayecto, que incluso podría ser catalogado como un descenso al infierno, está marcado por dos antiguas creencias que son recuperadas y reinterpretados por el director de Midsommar (2019): 

    El ritual de la decapitación

    Debido a la forma inequívoca en que la decapitación señala la muerte, la decapitación era una práctica común en el mundo antiguo, especialmente en el contexto de la guerra. La historia de David cortando la cabeza de Goliat [Samuel 17:50-51] es uno de los muchos relatos bíblicos de decapitación que describen cómo los ejércitos solían llevar las cabezas cortadas de sus enemigos a sus capitales como prueba de la victoria.

    Consciente de la contundencia del mensaje de la decapitación, Ari Aster confecciona un momento clave de la historia, así como una de las escenas más impactantes de toda la película: la muerte de Charlie, una tragedia que tenía que ocurrir para cumplir un plan muy elaborado iniciado por Ellen y la secta que dirigía, y que desencadenó una serie de eventos aterradores para el resto de la familia. Una noche, Peter le mintió a Annie para ir a una fiesta, diciéndole que iba a un evento escolar, por lo que ella lo obligó a llevar a Charlie con él.

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    En la fiesta, los hermanos se separaron, Peter subió a fumar hierba y Charlie se quedó en la cocina, donde se estaba horneando un pastel de chocolate. Charlie luego comió un trozo del pastel, pero sin que ella lo supiera, había nueces y tenía una alergia severa a las nueces. Peter tomó a Charlie y corrió hacia su automóvil y atravesó la carretera para llegar al hospital lo antes posible, pero la situación de Charlie empeoraba cada segundo. Charlie se asomó por la ventana para tomar aire y, cuando Peter se desvió para evitar un ciervo en la carretera, chocó con un poste de teléfono y decapitó a Charlie en una de las escenas más espeluznantes del cine de horror.

    De esta forma, tanto en el mundo antiguo, como en la actualidad, nada capta mejor el horror y el espectáculo de la muerte que la decapitación. A diferencia de otras partes del cuerpo desarticuladas, la vista de una cabeza cortada no deja dudas sobre la identidad del difunto. Además de su carga grotesca y perversa, el hecho de separar el cuerpo y la cabeza suele estar asociado a una trágica muerte que elimina la personalidad, los rasgos particulares del cadáver. Una representación que no encontrarán ni en el cine de zombies de Zack Snyder ni series de Robert Kirkman (The Walking Dead).

    Proporciona la prueba de muerte más clara posible, más contundente.La decapitación es también el último acto de extinción de la vida. El antiguo campo de batalla produjo muchas heridas no letales. Era posible sobrevivir siendo apuñalado con una espada, disparado con una flecha o empalado (pero con una técnica que no verás en La casa del dragón con su personaje Craghas Draghar) con una lanza. Sin embargo, la decapitación siempre tiene la misma consecuencia.

    El culto al demonio Paimon

    La decapitación de Charlie obviamente rompió a la familia y desató una serie de eventos sobrenaturales que desembocaron con Peter siendo poseído por un demonio llamado Paimon (ni los hermanos Winchester en Supernatural lograron cazarlo). En el Diccionario infernal (1818), de Jacques Collin de Plancy, Paimon se consideraba un dios del desierto: “Es uno de los reyes del infierno que, si se muestra a los exorcistas, lo hace bajo la forma de un dromedario, llevando en sus sienes una diadema brillante de perlas, con cara de mujer. Le obedecen doscientas legiones”. 

    También se describe que, en ocasiones, aparece con la cabeza de un búho u otro pájaro, lo que explica la obsesión de Charlie por los pájaros. En particular, la escena en la que la niña le corta la cabeza a un pájaro que vuela hacia la ventana de su salón de clases para usarlo como trofeo de una de las muchas estatuas que construye, más tarde reveladas como estatuas del rey Paimon. Y, siendo sinceros, esta mitología llamaría la atención de Robert Eggers tomando en cuenta su trabajo en La bruja y El hombre del norte.

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    Otra referencia a este ente demoníaco la encontramos en La llave menor de Salomón (Lemegeton Clavicula Salomonis), un grimorio anónimo del siglo XVII. Se le describe como “el noveno rey del infierno, siempre obediente ante Lucifer (Gwendoline Christie, en Sandman), aparece en la forma de un hombre sentado sobre un dromedario con una gloriosa corona sobre su cabeza”. Esta es la fuente que retoma Aster en la escena donde Annie, buscando entre las pertenencias de su difunta madre, encuentra el libro que contiene los rituales en honor a Paimon: “Cuando se invoca con éxito, Paimon poseerá el anfitrión más vulnerable. Solo cuando el ritual esté completo, Paimon estará encerrado en su anfitrión ordenado. Una vez encerrado, se requiere un nuevo ritual para desbloquear la posesión".

    En esta escena también se revela que, para que el demonio alcance su máximo potencial deberá contenerse en un cuerpo masculino, así que, tras la muerte de la abuela, la secta se propone asesinar a Charlie para liberar a Paimon y utilizar a Peter como contenedor. Ah, la clásica historia del huésped que tanto amamos en historias de James Wan; en Stranger Things o hasta El exorcista.

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    La posesión final de Peter como Paimon se logra mediante una serie de inscripciones rituales que presenta Aster a lo largo de su relato. La primera de ellas es “satony”, una palabra utilizada en antiguos rituales de nigromancia para comunicarse con los muertos que aparece en el Grimorium Verum, un grimorio del siglo XVIII atribuido a Alibeck el egipcio de Memphis, que supuestamente escribió en 1517.

    Aparece también “zasas”, término empleado por el famoso ocultista británico Aleister Crowley cuando invoca a un demonio llamado Choronzon. Y finalmente “lliftoach pandemonium” es una combinación de una palabra hebrea que significa 'abrir' y la palabra familiar pandemium, que en el contexto del Paraíso perdido de John Milton se refería a un lugar donde existen Lucifer y los ángeles caídos.

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    Las inscripciones están acompañadas de conjuros e invocaciones pronunciadas por el personaje de Joan (Ann Dowd), la mujer que se aproxima a Annie para ofrecerle sesiones espiritistas y curar el luto, pero que en realidad forma parte de la secta. “Satony, degony, eparigon”, Joan le grita esta frase a Peter como parte de un hechizo de nigromancia que se supone que el lector recita después de haber convocado a un espíritu al mundo de los vivos. Recitar estas palabras enviaría al fantasma (o demonio) conjurado de regreso al mundo espiritual.

    No está claro por qué Joan le gritaría esto a Peter, pero podría ser una forma de desgastar su alma para facilitar que Paimon entre en su cuerpo, tal como lo describe Tertuliano, uno de los padres de la iglesia en el siglo II, en su obra El Apologético: Los demonios atacan a los cuerpos con enfermedades y fatales accidentes; a las almas, con violencia y desordenadas tentaciones; la sutileza y agilidad de sus naturaleza espiritual les sirve a maravilla para dañar tanto a las almas como a los cuerpos”.

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    Así es como Peter, al final del relato, sufre una posesión permanente que, de acuerdo con el libro Demonología: realidades, verdades y peligros, de Mario Fumero, ocurre cuando una persona queda totalmente poseída, anulando su “yo”, por lo que no es consciente de los eventos ocurridos, está totalmente privado de la razón. En esta dimensión las fuerzas malignas han tomado el dominio total de la personalidad de Peter. Aster volverá con la película Dream Scenario con Nicolas Cage como protagonista.

    El legado del diablo
    El legado del diablo
    Fecha de estreno 8 de junio de 2018 | 2h 06min
    Dirigida por Ari Aster
    Con Toni Collette, Gabriel Byrne, Alex Wolff
    Medios
    4,7
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    3,5
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