Todos estamos esperando la continuación de Dragon Ball Super desde hace cuatro años. Akira Toriyama, el creador, Toyoutaro, el mangaka a quien confió los trazos del manga, y Toei Animation ni sus luces. Pero, todo parece indicar que la nueva película Dragon Ball Super: Superhéroe es la antesala al gran anuncio y ¿saben una cosa? Vale cada maldito segundo que hemos esperado y ya te decimos por qué debes ir a tu Cinemex o Cinépolis favorito a verla a la de ya.
Dragon Ball Super: Superhéroe se ubica inmediatamente después de los hechos de Dragon Ball Super: Broly, es decir, es canónica con todo Super. Así que le entenderán perfecto sI van al corriente, si no, sólo diviértanse porque nos remitirá al pasado, específicamente al inicio de esta historia con Dragon Ball. Magenta, un líder farmacéutico, revive las viejas glorias de la Patrulla roja y recluta a un descendiente del Dr. Gero, el creador de los androides, incluido Cell; el Dr. Hedo.
Después de una falsa historia de Magenta a Hedo, éste decide poner al servicio de la Patrulla roja a sus androide Gamma I y Gamma 2 para acabar con los Guerreros Z. Pero, oh problema, en la tierra Goku (Mario Castañeda) y Vegeta (René García) no están. Los dos entrenan, muy lejos, junto a Broly (Ricardo Brust), Bills y Whiz. Así que los blancos primarios son Piccoro (Carlos Segundo) y Gohan (Luis Manuel Ávila).
Ambos batallan contra el par de androides, y como no queremos arruinarte la peli nos abstenemos de detalles, alcanzan su máximo poder. O sea, van a ver un par de nuevas transformaciones que les permite salvar la tierra de la reformación de un viejo enemigo. Dicho esto, las peleas son brutales. No se van a arrepentir. El makankonsapó, el kame hame ha; el súper saiyajin, la fusión, todo luce mil veces mejor gracias a la animación 3D con la que Toei Animation filmó esta historia.
Si también son adictos al videojuego Dragon Ball Z Fighters encontrarán esos movimientos de cámara que le da mucho más realismo a las batallas. Esta es una gran aportación al universo de Dragon Ball. El 3D, como Jujutsu Kaisen o Attack on Titan, permite más acción, dinamismo; no hay tiempo de parpadear o te pierdes el mínimo detalle. La violencia persiste. Hay una parte donde, fiel a su estilo, Piccoro se convierte en la carnada y, no les vamos a mentir, es un sufrimiento tremendo. La misma crudeza que con la clásica animación 2D.
La comedia, recurso que ha ido en aumento desde Dragon Ball Super, no hace absoluto ruido. Ni la manera que tiene Piccoro de agarrar un celular, a leguas, una libertad que, quizá, tomaron de L en Death Note. Hay un perfecto equilibro entre situaciones hilarantes y violentas. Y, lo mejor, ejecutadas por Piccoro y Gohan, una mancuerna que se creía perdida por la rara manera en la que Toriyama, de la noche a la mañana, dejó plantado a Gohan con la promesa de ser mucho más fuerte que su padre.
Redención. Eso es esta película par Piccoro y Gohan. Justicia a dos entrañables personajes que, jamás de los jameses, deben ser considerados secundarios. Fan Z que se respeta, lo sabe. Otra cosa, por favor vean el trabajo que Eduardo Garza, la voz de Krillin, realizó para el doblaje al español latino: Mario Castañeda, Carlos Segundo, Ricardo Burst, René García, todo el crew original respaldando el debut de Luis Manuel Ávila como Gohan y sacando los mejores recuerdos de nuestra infancia. Y sí, nuestro Junior P. Luche lo hace increíble. Ni se molesten en encontrarle peros al amigo de Eugenio Derbez y estelar de La familia P. Luche.
Para nosotros, bueno, para el autor de esta humilde reseña, Dragon Ball Super: Superhéroe no le alcanza para colarse entre las mejores películas de esta historia. Se siente más como un emocionante episodio de larga duración. Sin embargo, sí es el parteaguas, a nivel animación, acción y comedia, para que en el futuro, los largometrajes de Dragon Ball ya no tengan que depender de Gokú y Vegeta. De verdad, Gohan y Piccoro han demostrado que su verdadero poder les alcanza para mantener la paz de la tierra y de nosotros, los fans que consideramos a Dragon Ball como el mejor anime en la historia.
