¡Felicidades, Netflix! Lograste lo que parecía imposible hasta ahora: Realizaste la peor adaptación que se haya visto de Resident Evil en la historia. Y eso no es un logro cualquiera. Durante ocho horas, trataste de convencer a los fanáticos de la icónica franquicia que la serie protagonizada por Ella Balinska y Lance Reddick, era un producto de Resident Evil, pero no es asÍ, es todo lo contrario, el resultado final de esta nueva versión es una experiencia insoportable de ver para cualquier espectador.
Netflix ha dejado claro que cuando de adaptaciones se trata, ya sea de videojuego, anime o comic, el resultado de ese producto es más probable que sea malo o mediocre, salvo un par de excepciones: The Umbrella Academy y The Witcher. Al llamado gigante del streaming parece no importarle en muchos casos qué se adapta y cómo se realiza con tal de tener más contenido que ofrecer semanalmente, pero con Resident Evil el límite fue superado como nunca antes.
¿Es Resident Evil una franquicia maldita cuando de adaptaciones se trata?
En el caso de las versiones que se han producido tanto en cine como en televisión de Resident Evil existe un común denominador: da la impresión de que los encargados y estudios encabezados por Constantin Film de llevar a cabo esta tarea no tienen un interés real en generar un producto de calidad.
Basta con analizar las últimas películas de Milla Jovovich, Bienvenidos a Raccoon City y este desastre de adaptación televisiva para notar que el presupuesto destinado a estos proyectos es limitado y, por ende, en cuanto a producción y efectos especiales las limitantes son más que evidentes. A eso le sumamos un guión endeble, poco trabajado y un trabajo actoral deprimente, da como resultado producciones mediocres. No hay en apariencia voluntad de destinar presupuestos ambiciosos ni de contratar realizadores con capacidad para entregar algo digno que pueda cautivar al fandom.
En Resident Evil a medida que avanzan los episodios es inevitable no pensar: ¿Quién leyó este guión y decidió dar luz verde? ¿Quién en Netflix realmente pensó que esta serie podría medianamente satisfacer a los millones de fans que hay de la saga en el mundo? Quizá fue realizada con el propósito de enfurecer a fans y así generar conversación por un fin de semana o quizá no, pero el daño está hecho.
La serie donde participa la mexicana Paola Núñez muestra una completa desconexión del universo apocalíptico plasmado en videojuegos, incluso un sorpresivo desinterés de los involucrados en el proyecto. Lance Reddick, intérprete de Albert Wesker, declaró hace unos días que desconocía por completo el origen de su personaje y creía que éste había sido creado en las películas protagonizadas por Jovovich.
¿Por qué intentar hacer una versión tan arriesgada de Resident Evil, en este intento un drama adolescente, cuando ni siquiera se tienen claras las bases de lo que representa este universo?
Cuando ni siquiera se ha comprendido cuál es el hilo conductor de los juegos. Por supuesto es posible reinventar lo realizado hasta ahora, siempre y cuando haya respeto y entendimiento hacia el material de origen. Por ejemplo, Capcom reinventó la franquicia con Resident Evil Biohazard, la séptima entrega de videojuegos que era una experiencia por demás aterradora para cualquier jugador.
¿Se imaginan una película que rescatara algunos de los elementos más terroríficos y perturbadores de esta entrega para plasmarlos en un libreto con pies y cabeza? Sería un éxito, pero no. Se inventaron una catastrófica historia donde hasta Dua Lipa sale embarrada con el vergonzoso e incómodo baile de Paola Núñez en el clímax de la temporada uno.
Y alguien podría decir: “Netflix busca conectar con audiencias más jóvenes que no conocen los videojuegos”, pero hasta en eso la estrategia de negocio de Capcom es sumamente inteligente, ya que además de crear nuevas entregas, ha lanzado remakes de los primeros títulos que fueron lanzados hace 20 años y, gracias a ello, viejos y nuevos gamers pueden revisitar y conocer este universo con la última tecnología de consolas. Sin duda, una estrategia pensada para conectar con nuevas audiencias que podría interpretarse también como una forma de ordeñar a la vaca que tanto te ha dado.
Arriesgar no es sinónimo de fracaso en cuanto a adaptaciones se refiere.
En 2019, el realizador Damon Lindelof estrenó una versión televisiva completamente inesperada de Watchmen que, sin duda, se posicionó como una de las mejores series de ese año y de la década pasada. Plataforma y director apostaron por crear lo nunca antes hecho: una historia que contara qué sucedió después de los acontecimientos del mítico cómic creado por Alan Moore y Dave Gibbons , el llamado After Watchmen. A pesar de no tener un material base, el autor de Lost y The Leftovers realizó una secuela actualizada con total respeto por el papel que tiene esta historia en la cultura pop apegada al discurso político y social que caracteriza a esta franquicia.
¿Es imposible tener una buena versión live-action de Resident Evil?
Resulta incomprensible que una saga tan exitosa en materia de videojuegos no pueda tener una adaptación, ya sea en cine o televisión, que se acerque aunque sea un poco a la experiencia que por más de dos décadas ha cautivado a millones. Durante 26 años, dicha saga ha vendido más de 110 millones de copias, lo que se traduce en aproximadamente siete mil millones de dólares en ingresos. ¿Se ha convertido en una utopía ver una buena adaptación de la franquicia que respete las propiedades intelectuales que adapta y su origen?
Lo ocurrido con la película de Sonic es un caso de estudio que tendría que ser analizado con mayor profundidad en la industria. Cuando Paramount Pictures reveló su primer avance con un diseño paupérrimo del erizo azul que fue rechazado rotundamente, el filme prometía ser un fracaso absoluto en taquilla. ¿Qué sucedió? La compañía escuchó a los fans, cambió el diseño del personaje al original y la película se convirtió en todo un éxito, tanto así que una tercera entrega ya está en desarrollo. La lección fue clara: mientras respetes la raiz y el diseño de personajes/propiedades intelectuales (IP) todo se facilita con el público primario, en este caso la comunidad gamer. En un futuro cercano debería ser un requisito indispensable para una adaptación de videojuegos o anime, no modificar su origen.
La futura gran prueba en cuestión de adaptaciones de videojuegos a formatos live-action será The Last of Us creada por HBO Max. Para este proyecto, la compañía involucró a Craig Mazin, creador de Chernobyl; Neil Druckmann, desarrollador del título de PlayStation y además reclutó a Gustavo Santaolalla, quien estuvo a cargo de la música original. Pedro Pascal y Bella Ramsey encabezan el elenco de esta producción. En apariencia, el proyecto tiene todos los elementos necesarios para generar al menos curiosidad sobre el resultado que podría darse, algunos la perfilan como la posible mejor adaptación hecha hasta la fecha, pero habrá que esperar. Los ojos del mundo del gaming se volcarán hacia esta producción que promete ser la próxima gran franquicia de la plataforma.
Después del desastre que estrenó Netflix en su plataforma, queda realmente claro de que es momento de darle un descanso a las adaptaciones de Resident Evil tanto en cine como televisión. Al menos, hasta que llegue un proyecto decidido a limpiar el cochinero que han dejado tantos intentos desperdiciados y que busque algo más que solo lucrar descaradamente con una de las mayores franquicias en la historia de los videojuegos.