Baz Luhrmann, el director de Elvis, no se detuvo tanto en la faceta de Elvis Presley (Austin Butler) como actor. Se explica su alcance como salida improvisada al no poder volver a la música por ir contra los aburridos valores de los Estados Unidos. Su movimiento de pelvis espantó a bastantes conservadores porque cómo era posible que sus hijas se desgañitaran con tremendos actos lujuriosos en actos públicos como sus conciertos.
Una secuencia estilo videoclip resolvió rápido esa faceta, lo cual nos hizo recordar que esa fama transgresora le arruinó su oportunidad de triunfar entre los mexicanos. Pero eso no lo detuvo, el rey del rocanrol no tenía límites y pese a ser declarado persona non grata en nuestro país, porque el gobierno estaba en contra de cualquier manifestación rebelde que contagiara de malas actitudes a sus jóvenes, "filmó" en México la película Fun in Acapulco.
Fue la decimotercer cinta en su carrera como histrión, la antesala a la Beatlemania (euforia por The Beatles que Peter Jackson narra en la docuserie Get Back). Mike (Elvis) fue un salvavidas en un hotel en Acapulco donde se enamoró de varias mujeres por sus dotes como cantante. La actriz mexicana Elsa Cárdenas fue una de sus enamoradas, Dolores Gomez. Para que Elvis no pisara territorio nacional, el gobierno inventó chismes como el famoso rumor de que prefería besar a tres mujeres negras que a una mexicana. Deterioró su reputación. Pero eso no lo detuvo.
Contra todo pronóstico haría su película en el puerto de Acapulco, donde años más tarde Luis Miguel encontraría el mismo refugio que el estadunidense. De acuerdo con portales dedicados a la investigación de su obra, recibió 175 mil dólares por esta cinta, sueldo negociado entre Paramount Pictures y el coronel Tom Parker (Tom Hanks en el nuevo filme), su exmánager. En diciembre de 1962, el director Richard Thorpe viajó a Acapulco para comenzar el rodaje.
Contrataron a un doble de Presley para que actuara en tomas abiertas, registraron playas, palmeras, fondos y a clavadistas de La Quebrada para llevarse todo a sala de edición, de vuelta en Los Ángeles, y montar al verdadero Elvis en todo ese material que reunieron en nuestro destino turístico más frecuentado. El rey pisó la costa nacional por un evidente montaje que engañó a más de un crítico en Estados Unidos. Fueron muy inocentes, porque la sobreposición es casi un acto criminal.
Lo idolatraban tanto que algunos hasta se creyeron el cuento de que Elvis se lanzó de La Quebrada. Leyenda. Para no ser tan charlatanes, reconstruyeron las inmediaciones del Hilton de Acapulco en Los Ángeles para que el intérprete pudiera ejecutar la famosa secuencia de nado. Para cantar las rolas de esta cinta, sí tuvo que dejarse influir por la música mexicana, en especial porque el final de Fun in Acapulco le exigió echarse la de "Guadalajara" junto a un mariachi. Ahora entendemos de dónde se inspiró mucho la serie de Apple TV+ y Eugenio Derbez, Acapulco.
Esa fue su carta de amor a un país que injustamente lo censuró, hasta lo tildó de maricón por su apariencia. Los periódicos pedían que muriera, que la gente quemara sus discos; sus películas causaron revueltas en México que también le valieron ser satanizado como una mala influencia para la juventud decente de aquí, según recupera el libro Refried Elvis: El surgimiento de la contracultura mexicana, del escritor Eric Zolov. Su punto fue que la influencia aquí detonó el origen de nuestro rocanrol.