Entre todas las virtudes de la nueva película del director Scott Derrickson, El teléfono negro, destacan el oportuno manejo de la violencia y las actuaciones de su elenco. En la adaptación del cuento homónimo del novelista Joe Hill, hijo de Stephen King, el raptor (Ethan Hawke) secuestra al pequeño Finney (Mason Thames) para hacerlo parte de su enfermizo juego del niño malcriado. Sólo las habilidades de supervivencia del adolescente y las visiones de su hermana Gwen (Madeleine McGraw) lo salvarán de esta encrucijada.
Si ya viste la película te habrás dado cuenta que McGraw protagoniza una de las mejores secuencias, aquella donde es sometida a punta de cinturonazos por su propio padre, Terrence (Jeremy Davies), un viudo alcohólico decidido a erradicar de su hija esas premonociones heredadas de su fallecida madre sin importar que utilice los peores castigos físicos que tenga a la mano, en este caso, una lluvia de golpes en las nalgas. De otra forma, si te enganchó esta descripción puedes ir a tu Cinépolis o Cinemex más cercano para descubrir la barbarie.
La explicación radica en las propias vivencias pasadas del también realizador detrás de Siniestro y Doctor Strange. Como Madeleine en su personaje, Derrickson vivió atormentado por los correctivos físicos. Muchos episodios traumáticos de la infancia los trasladó visualmente a su nuevo filme. Él mismo, pese a lo duro que fue revivir el dolor, seleccionó esta parte como una de sus favoritas.
"El siglo 20 es el más violento de todos", compartió al diario Excélsior, "porque muchos abuelos y padres que vivieron los estragos de las guerras creyeron que los castigos físicos, en especial los cinturonazos, eran el medio indicado para inculcar respeto, disciplina y rectitud a sus hijos. A mi incluido, de hecho no conozco a ningún compañero de esos años que no haya recibido una golpiza de esa forma", agregó. Al mismo tiempo reconoció que esa forma de educación ahora es obsoleta. Siempre lo fue.
Universal Pictures
Montó la secuencia. Le compartió a Madeleine el episodio. Ella solicitó un par de minutos para alcanzar el grado más oscuro durante la agresión. Se colocó de espaldas a Davies para comenzar el drama. Jamás vemos el impacto directo, sí lo escuchamos. "Porque quise que transmitiera el dolor por medio de sus ojos, lo mismo Jeremy, sólo que en él buscaba la rabia. Y terminaron sorprendiéndome al improvisar los gritos de desesperación y enojo durante el acto. Jamás les dije que lo hicieran, y ahora estoy muy orgulloso de cómo salió", compartió el también creativo detrás de El exorcismo de Emily Rose.
Sobra decir que ningún niño, porque McGraw filmó la cinta teniendo nueve años, ahora tiene 13, salió herido durante el rodaje de El teléfono negro, la segunda adaptación en el año de esta familia de escritores de terror, siendo Llamas de venganza, con Zac Efron, un intento fallido de redimir en pantalla la novela de King, Ojos de fuego, también arruinada en 1984 por Keith Thomas.
