Kirill Serebrennikov es el único cineasta ruso presente en el Festival de cine de Cannes debido al veto impuesto a todos los creativos soviéticos que no condenaron o se expresaron en contra de la invasión rusa a Ucrania. Digamos que, entonces, la película La mujer de Tchaikovsky es una producción que seguramente hará enojar por muchas razones al presidente Vladimir Putin y le confirmará su enemistad con el también realizador de la Fiebre de Petrov y Leto, un verano de amor y rock.
La primera razón por la que al mandatario ruso le herviría la sangre es por su trama, centrada en Antonina Miliukuva (Alyona Mikhaylova), la esposa del célebre y más importante músico en la historia de Rusia, Pyotr Tchaikovsky (Odin Biron) que se vuelve loca al no aceptar la homosexualidad del hombre con el que juró pasar la vida entera. Listo. Putin y su gobierno se han encargado de limitar cualquier expresión gay al interior de su tierra. Su pensamiento homofóbico se ha extendido por las personas que lo siguen.
Después, su gobierno ha impedido que Serebrennikov salga del país en anteriores ocasiones por mantenerlo detenido al declararlo culpable de la malversación de millones de rublos por medio de su la compañía Seventh Studio, parte de la Escuela de Teatro Artístico de Moscú, una institución estatal que dirigió. Según el director, una emboscada ruín por ser de los pocos artistas que critican las políticas de Putin, la opresión a la comunidad LGBTQ+, liberación de presos políticos y hasta programas de adopción de huerfanos rusos por parte de estadunidenses.
Finalmente, es opositor de la guerra, pero, al mismo tiempo, defensor de todos aquellos colegas que prefieren callar por la seguridad de sus familias y de la cultura que históricamente ha sido acogida de forma internacional.
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Hay que evitar boicotear la lengua, a Dostoievski, a Chejov, a Tchaikovsky, al cine y al teatro, porque eso nos hace sobrevivir. La cultura rusa es antimilitar, porque la cultura y guerra son palabras antagónicas. El cine, teatro, música, etc, forman nuestros valores y deben seguir", pidió durante su conferencia de prensa desde Cannes.
Kirill comparó la obra de Tchaikovsky y todo lo que desencadenó gracias a canciones como "El lago de los cisnes" y "El cascanueces", entre otros ballets, con los universos cinematográficos Marvel y DC. ¿¡Qué!? Dio su pensamiento para que no nos dejara con cara desencajada: "Porque representa la quinta esencia rusa, es parte de lo que nos hace europeos. Para mí, como sucede con los superhéroes, también debería existir el universo Tchaikovsky, y eso haré", detalló. Y lo hará por medio de las distintas expresiones artísticas de su país, influenciado en el legendario músico.
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Tchaikovsky se casó con su esposa por intereses económicos, de imagen, después la dejó a su suerte. Y como el cineasta es opositor del regimen actual, utilizó la homosexualidad del compositor para hacer referencia a la falta de derechos y reconocimiento de los gays en Rusia. Y, por esto, nunca se podrá ver en salas soviéticas La mujer de Tchaikovsky, porque ni de loco el presidente lo permitiría.
