Doctor Strange en el multiverso de la locura lleva a Marvel Studios a terrenos más maduros gracias a la dirección de Sam Raimi y las bases de Scott Derrickson, realizador de la primera parte. Fusionó el género de los superhéroes con el sobrenatural para narrar una historia de magia y hechicería ancestral ubicada en el corazón del infinito multiverso de la editorial que por años procuró Stan Lee y cuyas páginas sí eran mucho más aterradoras que el universo cinematográfico... hasta ahora.
La secuela de Doctor Strange nos muestra a Wong (Benedict Wong) como el Hechicero Supremo, título obtenido tras la muerte del Ancestral (Tilda Swinton), y a Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) buscando respuestas a la repentina aparición de una adolescente llamada America Chavez (Xochitl Gomez), quien llegó al universo 616 por medio de su poder escondido, el cual le permite saltar por todo el multiverso para escapar de un demonio que amenaza con absorber estas capacidades metahumanas.
El sello de Raimi queda impreso desde la ejecución de Gargantos al inicio del filme. Hasta esta cinta, Marvel Studios había preferido hacer a un lado este tipo de brutales ejecuciones por mantener el enfoque de sus historias aptas para toda la familia. Por primera vez toman algo de libertad para explorar la verdadera naturaleza de todos estos personajes.
¿A poco no la muerte de Tony Stark (Robert Downey Jr.), Vision (Paul Bettany), Black Widow (Scarlett Johansson) y la tía May (Marisa Tomei) son algo rosas? Hasta les da tiempo de despedirse, los únicos antecedentes, y contados, datan del propio Raimi con el Duende Verde (Willem Dafoe) en El hombre araña, y el inmisericorde asesinato de Pietro (Aaron Taylor-Johnson) a manos de Ultrón. En Doctor Strange en el multiverso de la locura, el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, apela a la maduración de su audiencia y a agregar mucha oscuridad a sus producciones.
El híbrido entre comedia, acción y horror persiste, de hecho, es otro elemento de la sarcástica escuela Raimi. Basta recordar las risas que nos llevamos cada vez que vemos la franquicia de El despertar del diablo y Arrástrame al infierno, quizá la más malita. Jugar con universos alternativos tampoco fue problema para él, ya había experimentado los viajes en el tiempo con su personaje icónico Ash (Bruce Campbell) en Army of the Darkness, de la saga antes mencionada.
Es la cuarta vez que tiene a su disposición un presupuesto titánico para una película, Spider-Man fue su primera trilogía, ahora invirtió en efectos visuales tremendos, de casa, Lucasfilm, para mostrar los enloquecidos viajes por distintos multiversos, que a lo largo de la película se presentan de forma recurrente, siendo el segundo, el mejor.
Todo tiene un pecado y Doctor Strange en el multiverso de la locura no está exento de culpas. Marvel abusó del frenetismo. Si eres espectador no acostumbrado a consumir todo el canon, perderse es fácil. De entrada, para no quedarse con cara de WTF es obligatorio ver todo WandaVision, cuatro episodios de What if...?, los dedicados a Capitana Carter, Ultrón, Doctor Strange y Marvel Zombies, y la primera película de Doctor Strange, dirigida por Derrickson, otro maestro del terror, con la diferencia de que su visión de lo sobrenatural pasa por la crueldad no por la comedia.
La película deja en claro que dejar pasar alguna producción de Marvel ya no es opción, de lo contrario parecerá saturación sin sentido en pantalla. Doctor Strange en el multiverso de la locura no escatimó en un cambio, experimentó y salió un resultado bastante original, audaz y alejado del infantilismo que nos tenía acostumbrados hasta ahora.
¿Se imaginan que habría pasado si no les hubiera temblado la mano a la hora de encrudecer Capitán América: Civil War y Avengers: Era de Ultrón como su historieta lo demanda? Desde hace años estaríamos acostumbrados a entender que Marvel es para todos y no para un nicho. Quizá esto empiece a cambiar desde ya.