Los mortales solemos aplaudir el compromiso de actores como Jared Leto, Christian Bale, Daniel Day-Lewis a la hora de filmar sus películas y construir personajes por medio de las transformaciones psicológicas y físicas, llevando el famoso método de la actuación a niveles extremos que han llegado a poner en riesgo su salud. Los laureles y los premios que han ganado por su sacrificio subrayan su pasión por el arte de la interpretación.
Pero esperen, como todo en la vida, hay dos lados de la moneda. No a todos les gusta poner su salud en la tablita ni desesperar a la producción con estos procesos fuera de lo ordinario. Recientemente, Daniel Espinosa contó que Jared lo dio todo durante el rodaje con Morbius, al grado de ir al baño cojeando, en silla de ruedas o muletas para poder asimilar el dolor de una persona víctima de una enfermedad sanguínea. El tema revivió.
Coincidio que tres de colegas, representantes de distintas generaciones, reprobaron a sus compañeros por exceder los límites del arte. Primero fue Mads Mikkelsen durante la promoción de Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore, donde da vida a Gellert Grindelwald en lugar de Johnny Depp, quien enfrenta el juicio contra Amber Heard desde hace una semana.
El método es una mierda, pero la preparación te puede llevar a la locura. ¿Qué pasa si la película es una mierda? ¿qué crees que lograste? ¿Cómo te preparas para ser un asesino serial? ¿Vas a pasar dos años husmeando? Es totalmente pretencioso y los medios de comunicación lo magnifican.
Opinó para GQ UK. Considera que el método no tiene nada que ver con el estilo rudimentario de su amigo Day-Lewis. Entonces, ¿qué fue todo eso de sólo comer alimentos que pudiera cazar y recolectar en la naturaleza durante el rodaje de El último de los mohicanos? Cada quien tiene su propia percepción, pero queda claro que Mikkelsen, de 56 años, no vivió borracho durante el rodaje de Una ronda más, que le valió una nominación al Oscar el año pasado.
Will Poulter tiene 29 años y su transformación física para interpretar a Adam Warlock en Guardianes de la Galaxia Vol. 3, de James Gunn, aseguró que no tiene nada que ver con el método. De hecho, lo aborrece y le contó al portal británico The Independent por qué:
"Cuando se trata del proceso del actor, o lo que quiera que sea, es aceptable siempre y cuando no infrinjan con la armonía del prójimo. Pero si su proceso arma un ambiente inhóspito, pierde efectividad. El método no debe usarse como excusa para un comportamiento inadecuado, pero así ha sido"
Como ellos, Jake Gyllenhaal ha aceptado que el método le quitó las ganas de divertirse en su trabajo. También lo calificó como pretencioso, luego de experimentarlo en Nightcrawler. Retomó su pasión con el personaje de Mysterio para Spider-Man: Lejos de casa. Poulter justificó su nueva fortaleza física al atribuir todo a la ingeniería del cuerpo humano y la ayuda científica de los nutriólogos. No hay necesidad de incomodar a los demás con regalos o actitudes raras.
Siguiendo en el terreno marvelita, Jon Bernthal, The Punisher, tampoco simpatiza con estas prácticas. "Es un absoluto abuso. Estudié en la escuela teatral de Moscú y les garantizo que hacer que todos te llamen por el nombre de tu personaje y no bañarte durante ocho meses no es lo que Stanislavski tenía en mente al definir un método", le dijo a The Hollywood Reporter. Konstantin Stanislavsky creó un sistema para adentrar de forma psicológica a un actor a un estados subconsciente para aumentar el drama.