La exigencia de Lars Von Trier a Björk en Dancer in the Dark fue suficientemente tortuosa para que la islandesa acabara drenada y decepcionada del cine. Sólo porque su expareja Matthew Barney estuvo a cargo del filme experimental Drawing Restraint 9 aceptó volver en 2005. Después vino el abandono. La cantante se dedicó cien por ciento en la música, en giras, muestras, en brindar experiencias minimalistas y extrovertidas por medio de sus diversos conceptos discográficos. Antes, en 1994 hizo un cameo en Caprichos de la moda y debutó con The Juniper Tree, cuatro años antes.
Hasta que Robert Eggers la invitó a ser parte de El hombre del norte. En parte, la cantante aceptó porque el guionista de la leyenda del príncipe Amleth (Alexander Skarsgård) es su amigo, poeta, paisano y colaborador Sjön. Sintiendo la seguridad de conocer el arte de ambos creativos, la ex Sugarcubes puede ser vista en un personaje bastante extrovertido.
Se trata de la Oráculo que guía a Amleth a través de su destino como vengador de su padre el rey Horvendill (Ethan Hawke), decapitado por la espada de su tío y usurpador del trono, Fjölnir (Claes Bang), y también presunto secuestrador de su madre (Nicole Kidman). La profeta luce bastante tenebrosa, tal y como nos han mostrado a todos esos sacerdotes en las producciones dedicadas a los pueblos paganos de Escandinavia, sin sus ojos a la vista y bastante transgresores.
Pese a que el vestuario parece ser una imposición por parte de la islandesa, Eggers precisó al diario Excélsior que todo el conjunto fue diseñado conforme a las investigaciones realizadas por un equipo de historiadores, ajustado por consultores y todos los estudios realizados sobre la mitología de las sociedades vikingas del siglo X. Sin embargo, sí puso una pequeña condición para poder participar en la cinta.
"Su presencia sí nos inspiró a mí y a la diseñadora para crear un vestuario salvaje. Debo admitir que lo que usa puede ser lo más especulativo del filme, pero cada pieza está sustentada en una investigación y la mitología", precisó Eggers.
“Lo que no hice, pero ella solicitó, fue tener los ojos cubiertos y un tercer ojo. Esas conchas de Cauri las encontramos en regiones de entierro de la antigua Ucrania, así que, aunque imaginamos que probablemente eran utilizadas para cintas en la cabeza o el cuello, podríamos justificar que cortaban la cara"
Tal como cualquier fan de Björk lo imaginó, solicitó algo específico que la hiciera sentir cómoda y que empatara con su filosofía de vida. Ella suele cubrir su rostro con antifaces y máscaras. Son varias las razones: comodidad de interacción, seguridad, estar exenta de los estereotipos y clichés de belleza femenina, guardar su identidad personal cuando sale al escenario y empatar con conceptos que vienen de la etapa discográfica de "Biophilia" a "Vulnicura", donde utilizó tapas bastante experimentales.