El islandés Gunnar Hansen llegó a los cinco años a vivir a Maine. La decisión de sus padres de migrar de Europa a Norteamérica le dictó sentencia inmediata: su futuro en la actuación caería, en 1973, en manos del director Tobe Hooper, quien lo contrató de forma curiosa para dar vida a su asesino serial Leatherface, el protagonista de la ahora franquicia La masacre de Texas, cuya última historia acaba de ser estrenada por Netflix y dirigida por David Blue Garcia.
¿Aún dudan de la fama de la tierra maldita de Stephen King? Hansen jamás lo hizo, sobre todo después de todo lo vivido tras el estreno de la primera de toda la franquicia, en 1974. Fue a audicionar a Austin, Texas, donde se rodó. Hooper le hizo un cuestionario para determinar si estaba apto para el papel. "¿Eres violento?", no; "¿eres un lunático?", tampoco; contratado. El realizador estaba convencido de que tenía a su bestia perfecta. "sólo usará plataformas para verte más alto", le dijo.
Tuvo que estudiar el comportamiento de niños con discapacidades motrices para ver sus movimientos y aplicarlos para Leatherface, un hombre trastornado y con limitaciones de todo tipo, caníbal, carnicero, que destazaba, almacenaba y desollaba cuerpos para que su familia pudiera hacer salsas y venderlas en la tienda de abarrotes que operaban en la autopista del condado. "Ver la cinta en la pantalla no fue tan desagradable de hacerla", le dijo a la revista Yankee, en 1987.
'Masacre en Texas': La película de Netflix replica la fórmula 'Halloween' y regresa a las raíces de LeatherfaceTrabajaron jornadas de 26 horas, no podía quitarse ni lavar su ropa; tenía que correr con una pesada motosierra, se sometió a un "corte" (una placa de metal con un bistec fue impactada con la sierra) para el desenlance en el que terminó con dolor y quemazón. La recaudación fue de más de 30 millones de dólares durante 13 años de exhibición y ventas, y a él no le tocó gran parte del botín. Entonces regresó a Maine, decepcionado por la injusticia de su contrato, a l grado de que le rechazó a Wes Craven ser su antagonista de The Hills Have Eyes.
"Pero hasta este día (1987), ni siquiera podría costear una semana de vacaciones en Disneylandia. Ni siquiera puedfo sacar provecho de mi notoriedad", lamentó. Después de pasar más de una década asqueado de la industria, aceptó volver a la industria en filmes de Hollywood e independientes, todas ellas de terror. Eso sí, durante su temporada de vuelta al pueblo de King, se ganó el reconocimiento y una reputación que no pudo quitarse.
No es el dinero del que debo preocuparme, hay secuelas más desagradables: este será mi treceavo Halloween en Maine, y cada año debo comprar menos dulces para regalar. Nadie viene a mi puerta porque vieron la película.
Antes de fallecer, Kim Henkel, cocreador de La masacre de Texas, lo invitó a ser parte de La masacre en Texas: Herencia maldita, donde da vida a uno de los familiares de Leatherface, Boss Sawyer, y esa fue su penúltima aparición en cine, pues falleció a los 68 años de cáncer de páncreas, en Maine.