Escuchar el motor de la motosierra de Leatherface (Gunnar Hansen) automáticamente produce pavor. Es uno de los legados del maestrazo del terror Tobe Hooper y su Masacre de Texas, estrenada en 1974. Su secuela, ahora a cargo de David Blue Garcia y el productor Fede Alvarez, ya disponible en Netflix, no es la excepción: el rugir de la taladora hace que los actores manchen los pantalones y se despidan del mundo de la forma más cruel.
Si son fans de los monstruos del cine, sabrán que cada uno tiene un arma que los define: Michael Myers, Ghostface y Chucky optan por los cuchillos cocineros; Freddy Krueger por sus garras afiladas y El pescador, de Sé lo que hicieron el verano pasado, un garfio. ¿Por qué Leatherface escogería una herramienta pesadísima, que lo pone en desventaja y alenta?
Hooper no lo tuvo claro desde que pensó esta historia basada en hechos reales, sólo descubrió la motosierra de la forma más inesperada. Durante unas vacaciones en 1972 lo llevaron a una tienda departamental y ya se había hartado. "Había miles de personas, y yo estaba zigzagueando entre ellos para salir, y me encontré en el departamento de ferretería. Miré hacia abajo y había un estante de motosierras en venta frente a mí", recordó al portal Thrillist.
Pensé que si encendía la sierra, esas personas simplemente se separarían. Se apartarían de mi camino. Y de este pensamiento nació la idea de la motosierra para Leatherface. Ah, y obviamente no hice todo lo que pensé en ese instante.
Qué bueno que lo aclaró, señor Hooper. Pero sí aclaró de donde vienen las ideas de tanta carnicería a manos de este sanguinario asesino. Por fin salió de la tienda y se fue pensando en la premisa del grupo de universitarios visitando un lugar desolado para verificar un extraño caso de exhumaciones clandestinas. "El país pasaba, en ese entonces, un desabasto de gasolina y en un viaje en auto uní todas las piezas para escribir esta historia", agregó.
Entonces se aseguró de hacer la película más sangrienta nunca antes vista. Quería incomodar a Hollywood por subestimar el género durante años y calificarlo de ser una payasada. Obtuvo clasificación alta y, al mismo tiempo, expresó su inconformidad por el estallido de la Guerra de Vietnam y la ideología política de la época. Todo esa frustración la canalizó por medio de un canibal, desollador y carnicero atravesando cuerpos humanos con una motosierra. ¡Elegante, Hooper!
La herramienta cargada por Gunnar fue un modelo viejo conseguido por un productor ejecutivo. Le quitaron los filos y la sustituyeron con cadenas para que el actor pudiera correr y maniobrar de forma menos peligrosa. Pero a la hora de cortar tenían que habilitar sus dientes y le causó una lesión a Hansen, específicamente en la parte final del filme, cuando cae con la sierra sobre su pierna y lo rebana. "Sintió que lo quemó, pero partió un bistec sostenido con una pieza de metal. Aún así fuimos arrogantes con el uso de la sierra y, afortunadamente, él sólo saltó del dolor", recordó.