El fin de semana pasado se hizo oficial que Jason Momoa se uniría al universo de Rápidos y furiosos como el villano de la décima película, que marca la conclusión de la saga cinematográfica. Con toda la riña que ya sabemos continúa entre Vin Diesel y The Rock, la contratación del actor originario de Hawái destruye los planes originales de Dwayne Johnson. Te explicamos por qué.
El fichaje de Momoa es la prueba de que el actor ha alcanzado la cima de Hollywood. Todavía hoy recordamos que su primer papel fue como Khal Drogo en Game of Thrones, la pareja sentimental (y un poco awkward) del personaje de Emilia Clarke. Posteriormente, obtuvo el papel de Aquaman, en la cinta del DCEU dirigida por uno de los cineastas del horror actual, James Wan. Todos los caminos llevaban al intérprete a la familia de Toretto, y así fue.
Pero ¿de qué manera arruina el éxito de Momoa los planes de Dwayne Johnson? Bien, para entenderlo tenemos que recordar que el objetivo de The Rock era llevar al Aquaman de la ficción al spin off de Hobbs & Shaw, no a la madre franquicia de su archienemigo Diesel. De hecho, todo estaba listo para que Momoa se integrará a Fast and furious: Hobbs & Shaw como el hermano de Hobbs. No obstante, el rol terminó en manos de Roman Reigns, a quien ya conocía Johnson por su trabajo en la WWE.
Si las metas se hubieran cumplido, Jason Momoa podría unirse de cualquier manera al universo de Rápidos y furiosos como un integrante del bando de los héroes, sin embargo, Vin Diesel lo ha convertido en un villano. ¿Esto podría aumentar las pelas entre Diesel y The Rock? Muy probablemente, pues si hacemos memoria, sabremos que las disculpas públicas no han importado: Dwayne Johnson no va a regresar jamás a Fast and Furious y con el robo de Momoa, ¡menos!
La última parte de la franquicia que comenzó en hace más de 20 años llegará a salas de cine, según las fechas del estudio, en 2023. ¿Estás listo para despedirte de la saga de acción más divertida del cine?