Lo que parecía imposible sucedió en la entrega del Oscar este 2021: por primera vez en la historia de los premios, dos mujeres fueron nominadas en la categoría de Mejor dirección con Nomadland y Promising Young Woman (Emerald Fennell), llevándose el premio Chloé Zhao con el primer título.
Celebrar los logros de las mujeres es un mal necesario. Sueño con el día en que la distinción del trabajo del sexo femenino no sea motivo de notas de primera plana, ni aplausos ensordecedores por el cambio, sino una constante en el ejercicio fílmico o profesión de cualquier índole que exista en el mundo. En pocas palabras, que el éxito de las mujeres no sea el de un bicho raro, sino algo cotidiano.
En el caso de México y de acuerdo al Anuario Estadístico (2020) de Cine Mexicano del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), de cada mil mujeres en la cultura, 12 trabajan en el cine o producciones audiovisuales, marcando un crecimiento del 37 por ciento en el crecimiento de la contribución femenina en esta rama de 2010 a 2020. Según los cálculos del IMCINE, las mujeres representan un 30% en cargos de dirección, 56% en producción y 30% en guionismo.
Así como en nuestro país, Hollywood vio crecer a la minoría: el 16 por ciento de las películas más taquilleras de 2020 fueron dirigidas por una mujer, según datos del Centro de estudios para las mujeres en cine y televisión. No obstante, sigue siendo un número preocupante cuando más del 80% de las películas que obtienen el spotlight mundial son lideradas por hombres, cuya voz y discurso (no siempre con perspectiva de género) va atado instrínsecamente a las narraciones.
Oscar 2021: Chloé Zhao gana como Mejor directora y se convierte en la segunda mujer en lograrlo en 93 añosEl aumento incluso en el porcentaje de personajes femeninos en producciones a nivel mundial (del 38%, según statista) se ve reflejada en nuevas y disruptivas maneras de narrar y mostrar la realidad, por ello daremos un repaso a las producciones que reforzaron discursos feministas este 2021. Como bien dije, la celebración y distinción es un mal necesario, comenzando con este especial que leerás.
¿CÓMO GRITAR EN UNA CULTURA SILENCIOSA?
En The Lost Daughter de Maggie Gyllenhaal, un paradisíaco hotel en Grecia es el territorio en el que las maternidades se diseccionan y se habla sin tapujos de una madre que aborrece serlo. En esta historia, la figura de la madre abnegada se borra, en cambio, la de la mujer que siente y desea triunfa por primera vez.
¿Una mujer puede no querer ser madre? ¿Acaso no estamos condicionadas para eso según la sociedad? Es a través de su debut directorial que Gyllenhaal da respuesta a estas preguntas, y habla largo y tendido sobre las maternidades satanizadas, aquellas en las que la madre está ausente y a quienes se les juzga -incluso más que a los padres ausentes- por anteponer sus deseos como mujer a la crianza de un bebé.
FICM 2021: 'The Lost Daughter' y la lectura feminista de las maternidades satanizadas"Como cultura hicimos un pacto para no hablar de estos temas realmente importantes para nosotras", confesó la directora Gyllenhaal en una entrevista para Collider. Puede que no sea la primera vez que este discurso habita el séptimo arte, pero sí es la primera vez que el mensaje es claro como el agua: las mujeres son personas antes de ser madres y nunca dejarán de serlo.
The Lost Daughter va cargada con un feminismo inherente gracias a la novela homónima de la escritora italiana Elena Ferrante en la que está basada. Desde el comienzo de su carrera, Ferrante, cuya verdadera identidad es desconocida, ha abordado el machismo, la opresión, la adolescencia de las mujeres y las nuevas masculinidades en proyectos como la tetralogía Dos amigas, que se convirtió en un fenómeno literario a nivel mundial y fue adaptada a la televisión, años después de su publicación, por HBO en My brilliant friend. La escritura de Ferrante es revolucionaria, así como el debut directorial de Gyllenhaal con The Lost Daughter, cinta que llega a Netflix este 31 de diciembre.
EL FEMINISMO DEL STREAMING
Tengo 27 años y una cosa que me molesta, y hasta cierto grado me entristece, es no haber tenido una formación feminista desde que iba en la primaria. Lejos de creer que se debe suplantar la clase de religión (por favor, sí) por novelas o ensayos feministas, sí creo que la educación debe impartirse con perspectiva de género.
Mujeres más jóvenes que yo ahora están siendo introducidas al feminismo en una temprana edad, ya sea por maestras, redes sociales o incluso por lo que ven en la industria del entretenimiento masivo, por eso es una alegría que Sex Education haya regresado en 2021 con uno de los personajes que, en mi opinión, es uno de los mejores que nos ha dado Netflix: Maeve Wiley, personificada por Emma Mackey.
Maeve no está interesada en acabar con los hombres, mucho menos en educarlos o maternarlos. Maeve quiere que la dejen ser, quiere leer personajes femeninos complejos (su lectura principal en esta temporada fue En la casa de los sueños de Carmen María Machado, un ensayo autobiográfico sobre el acto político de habitarse a uno mismo y archivar la memoria); Maeve quiere obtener placer, enamorarse y estudiar la universidad.
No vamos a decir que Netflix es el santo patrono del feminismo, ahí está la controversia generada por el especial de comedia de Dave Chappelle que la comunidad tachó de transfóbico, pero sí vamos a aceptar que hay un esfuerzo especial (ya sea por mercantilismo o por "espíritu revolucionario") por crear nuevos discursos, uno de esos fue Moxie en 2021.
Si bien la principal crítica hacia Moxie era la blanquitud de la protagonista que pregonaba las bases del feminismo a otras mujeres, juzgándolas durante una parte de la película lejos de entenderlas, la cinta dirigida por Amy Poehler mostraba a adolescentes sin clichés y con una nueva curiosidad por desarrollar una personalidad fuera del molde de "señorita".
'Moxie': ¿Quién es quién en el reparto de la película de Netflix?Ahora, si de productos de entretenimiento masivos con un intento de discurso feminista hablamos, tenemos que mencionar a Black Widow, el intento de Disney y Marvel por darle a la Vengadora más conocida una despedida digna. Aunque la película tiene pocos aciertos, la campaña mediática que se gestó alrededor de la película señaló un mal del que poco se había hablado hasta entonces: el MCU fue (o es) sexista y bajo esos estándares se creó y promocionó a Black Widow desde principios de 2010.
Este último no es un producto del mainstream pero ¿a qué santo tenemos que rezarle para que lo sea? Shiva Baby marca el debut en la dirección de Emma Seligman, una cineasta veinteañera que a través de una joven judía explora la ansiedad por cumplir con las expectativas del rol social que se nos ha enjaretado a las mujeres, además de reinterpretar el servicio sexual como una manera de apropiarse del placer y el poder, obteniendo estabilidad económica a cambio *esta última idea está abierta a discusión, formemos grupos de tres y discutamos*.
'Sex Education' y 'Skins', el reflejo de las dos últimas generaciones, según la televisión británicaEn uno de los diálogos más hirientes del guion, la madre de la protagonista ve el ataque de ansiedad de su hija y la intenta calmar diciéndole que todo en su vida estará bien... cuando encuentre una pareja, el amor verdadero y un trabajo estable, si no sucede así, puede regresar a vivir con ellos. La independencia no es una opción en el ideario de su madre.
¿ALIADOS EN LA CREACIÓN DE MODELOS?
Es incómodo sacar a colación creaciones masculinas cuando de feminismo se está hablando; el terreno aún parece un campo minado. Y si bien el sexo opuesto jamás podrá abordar nuestras problemáticas como mujeres por una limitación natural inamovible, puedo reconocer cuando saltan a la pantalla grande intentos honestos de directores y guionistas por representar papeles que no son el strong female lead, característica en un personaje que perpetúa los síntomas de sexismo arraigados en nuestra cultura, pues despojan a un rol femenino de todas las bondades, maldiciones y contexto social que le son inherentes y enriquecedoras, convirtiéndola en una mujer masculinizada.
Paul Thomas Anderson, director y esposo de una de las diosas cómicas de Estados Unidos (obviamente hablamos de Maya Rudolph), se ha ganado una posición en las listas de los mejores directores en el séptimo arte gracias a títulos como There will be Blood, Punch-Drunk Love, El hilo fantasma, entre otras.
Casi siempre enfocado en la experiencia mundana desde los ojos de un hombre, PTA sale del molde con su más reciente creación protagonizada por la cantante Alana Haim: Licorice Pizza. Percibida como una carta de amor a California, el también guionista hace de una mujer el centro de su nueva película.
Alana, que no busca el amor, se lo encuentra por casualidad, pero lo concibe como parte de un viaje en el que tiene que encontrarse primero a sí misma, aunque la mayoría del tiempo no lo consiga. Alana no sabe quién es y eso está bien. Alana no es novia ni amante, es una mujer interesada en la política, en los negocios improvisados, en la actuación pero, sobre todo, cultiva la curiosidad por conocerlo y desconocerlo todo al mismo tiempo.
‘Anima’: Lo que no sabías del corto de Paul Thomas AndersonHablar de un personaje con tantas capas como la protagonista de Licorice Pizza, me remite a una de mis heroínas de la infancia: Chihiro de El viaje de Chihiro. A pesar de que no es un estreno de 2021, tanto Chihiro como Alana son creaciones de hombres sin una pizca de masculinización de por medio.
Hayao Miyazaki, director de la odisea de mi heroína personal, creó a su personaje con el objetivo de que su hija y las amigas de ella pudieran identificarse con la temerosa Chihiro que, para el final de su aventura, se da cuenta que no necesita superpoderes para salvar a sus propios padres de una maldición. Ella es una niña y lo puede todo, a pesar del miedo. Y, en ese sentido, todas podemos ser como Chihiro.