¿Se quedarón con cara de what con el final de Matrix Resurrecciones? Hasta parece el clásico cerrojazo de una película de Marvel o DC mostrando a sus superhéroes surcando los cielos, rascacielos o el espacio hasta desaparecer en el horizonte. Cuán romántico, ¿no? El cuarto filme, dirigido sólo por Lana Wachowski, extiende la historia de la Matrix y recupera a sus personajes protagónicos, Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss), 22 años después del estreno de Matrix.
A nivel trama, la historia nos ubica al interior del programa, donde Thomas Anderson (Reeves) vive como programador de un videojuego y supervisado por un terapeuta, El analista (Neil Patrick Harris), el encargado de la nueva Matrix, quien le receta frascos de pastillas azules para controlar las memorias de su vida pasada como Neo, El Elegido, en la lucha contra las máquinas. Hasta que un comando le demuestra que fue resucitado tras su deceso en Matrix Revoluciones y se obsesiona con ir a buscar a Trinity.
Y lo logra, Neo rescata a Trinity y descubren lo fuerte que sigue siendo su vínculo, al grado de que ella también posee poderes similares a los del elegido, entre ellos, volar. ¿Por qué? Ay les va: El analista reconstruyó la Matrix en una nueva versión después de la muerte de Neo, pero sólo lo pudo hacer resucitando al Elegido, conectándolo y encapsulándolo para que su cerebro pudiera reestructurar la nueva versión del programa.
'Matrix Resurrecciones': 5 razones por las que no te puedes perder la película con Keanu Reeves y Eréndira IbarraSin embargo, al darse cuenta del vínculo amoroso con Trinity, también la encontró y la recluyó al otro extremo. Después, en su obsesión por rescatar a Trinity de su sueño, Neo hace hasta lo imposible por reactivar sus recuerdos y lo logra. El beso llega, sella el momento y los catorrazos con la horda de códigos los obligar a emprender una escapada motorizada, bloquear altos calibres de un helicóptero y descubrir que ella también posee los mismos poderes del Elegido gracias a su profunda conexión.
El chliché del no puede vivir el uno sin el otro, dirán. Va más allá y tiene que ver con el concepto que le dio Wachowski a esta película, una carta de amor dirigida a la memoria de sus padres fallecidos y a la diversidad del mundo actual, donde los géneros para Lana son obstáculos para relacionarnos entre los seres humanos. Un ejemplo es el machismo y el patriarcado. Trinity funge como el balance de las figuras mesiánicas y salvadoras, antes atribuidas sólo a los hombres.
Con esto no queremos decir que Trinity fue secundaria, en absoluto, siempre quedó clara la necesidad de orbitar alrededor de las acciones y decisiones tomadas por Neo, sólo emerge, también, como una mujer todopoderosa y con las mismas capacidades que el hombre. Según Eréndira Ibarra, encargada de dar vida a Lexy, una mujer que pelea al lado de Neo y Trinity, Wachowski se encargó de armar un equipo de producción y elenco don diversidad de nacionalidades; hombres, mujeres, homosexuales, trans, no binarios, etc, para reforzar su pensamiento del amor universal.
Y para responder certeramente dónde quedaron las versiones originales de Morfeo (Lawrence Fishburne) y el Agente Smith (Hugo Weaving), Wachowski tendría que explorar ese puente de 60 años entre la tercera y nueva película, cuya guerra que extinguió la ciudad de Zion, el lugar de resistencia humana, sonó bastante fascinante en las palabras de Niobe (Jada Pinkett Smith). Lo malo, Lana y Lilly Wachowski han negado sus intenciones de hacer otra trilogía, aunque este final queda bastante abierto.