Como ya te lo hemos dicho, Ghostbusters: El legado es una continuación directa del canon que trazó Los Cazafantasmas y Cazafantasmas II. Por tal motivo, las criaturas demoniacas que aparecen en la segunda entrega son las mismas que salen en la película dirigida por Jason Reitman (hijo del director original de la franquicia, Ivan Reitman) y protagonizada por Carrie Coon, Paul Rudd, Mckenna Grace, Finn Wolfhard, Celeste O’Connor, Logan Kim, Bill Murray, Dan Aykroyd y Ernie Hudson.
Bueno, hay que recordar quiénes son los monstruos en cuestión. El principal es Gozer, una entidad antigua, ultrapoderosa y maligna que habita en otra dimensión. Gozer, según la ficción, fue adorado originalmente como un dios por los mesopotámicos y sumerios alrededor del año 6000 a. C. La deidad es asexual. Y también tenemos a Zuul y Vinz Clortho, los perros infernales los cuales, claramente, encierran una referencia a cancerbero, perro guardián de tres cabezas que custodia las puertas del infierno.
Bien, llegó el momento de la verdad. Las culturas madres en verdad existieron (como bien aprendiste en la primaria); sin embargo, no hay vestigios que demuestren que adoraran a Gozer, como implica el Dr. Venkman. Y acá empieza a ponerse interesante la cosa porque, aunque no lo pareciera, los canes malditos sí son reales. O lo fueron, en la prehistoria. Algunos paleontólogos descubrieron restos de una criatura similar a ellos, las cuales aterrorizaron al mundo hace 75 millones de años. Igual que los de los filmes, tenían grandes dientes y una cola puntiaguda.
'Ghostbusters: El legado' y la vez que Mckenna Grace compartió créditos con Chris Evans en una emotiva películaA que ésa no la veías venir, ¿verdad? Hay que recordar que la cultura mesopotámica ha inspirado a sinnúmero de producciones. Por ejemplo, a El Exorcista, pues Pazuzu, el rey de los demonios para esta civilización, sí existió. Y ahí te va otro ejemplo, Djinn, el personaje maligno de Wishmaster también existió en todas las culturas de medio oriente. ¿Qué tal? Una vez más, queda demostrado que el conocimiento es poder.