Al interior del increible mundo de Ta-Lo, el mundo de donde proviene la madre de Shang-Chi (Simu Liu), Ying Li (Fala Chen), viven algunas de las criaturas mitológicas de la cultura china más impresionantes: los Dijiang, especie a la que pertenece el entrañable Morris, la mascota adoptiva de Trevor Slattery (Ben Kingsley), los poderosos Leones Guardianes; los Fenghuang, Qilin, Hulijing, a quienes confundieron con el pokémon Ninetales; y, por supuesto, los dragones celestiales, de lo más atractivo de Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos.
La presencia del Gran Dragón Protector levantó mucha atención en los espectadores, además de estar perfectamente creado por la magia del CGI y el imaginario de Destin Daniel Cretton, quien se inspiró en el gran Shen-Long de Dragon Ball, algunos lectores e historietas pensaron que se trataba de una adaptación del supervillano Fin Fang Foom, el reptil cósmico de raza makluana que se unió al Mandarín como acérrimo enemigo de Iron Man, sólo que con espíritu bondadoso y del lado de los héroes.
Pero no, afortunadamente eso no es del todo cierto, quizá la historia de los dragones makluanos que aterrizaron en la tierra sí influyó y puede estar justificada con la existencia de los diez anillos de poder del Mandarín, una tecnología makluana y extraterrestre que le fue otorgada, sin embargo, y para conveniencia de todos, la explicación radica en que Ta-Lo es el hábitat permanente para los dragones celestiales del canon de Marvel Cómics.
O sea que todavía tendríamos la oportunidad de ver al poderoso Fin Fang Foom en un futuro con su infernal aliento atacando a War Machine (Don Cheadle) o al nuevo Hombre de Hierro. Por el momento atañe explicar que Ta-Lo es, de los 36 existentes, el cielo más grande para los Dioses Chinos, y una dimensión celestial en la existencia del conocimiento asgardiano, sitio de reconexión para Thor y clave para revivir a la mayoría de deidades asesinadas por una invasión de Celestiales, los supremos creadores de Eternos y Deviantes. Además, es hogar de los Xian, los dioses taoistas.
Como podrán ver, el universo que rodea a Shang-Chi es bastante complejo y diverso, justo como el del Dios del Trueno, y una buena adaptación de la mitología asiática, incluidos los dragones. Los Dragones Celestiales fueron puestos por el respeto que hay hacia ellos en el folclor chino, budista y varios documentos religiosos que han asegurado su existencia en la tierra por milenios, muchos de ellos amos y señores de terrenos montañosos, áridos, fríos, sombríos y acuáticos.
Los nueve dragones clásicos de la cultura china, de donde proviene Shenlong, tienen al dragón celestial Tianlong como los grandes amigos de la humanidad, protectores de sus cielos, sus aguas, de su tierra, los tesoros y la prosperidad, justo las funciones que cumple nuestro Gran Dragón Protector en el filme de Shang-Chi. Su némesis, el Dragón Morador, es en realidad una criatura alada y oscura que esconde una identidad más tenebrosa.
Se trata del Morador de la Oscuridad, un demonio que adoptó la forma de dragón para contrarrestar la luz proyectada por el Gran Dragón Protector, de raíz, supuestamente, un hijo engendrado por el gran Chtulhu, la entidad cósmica de las pesadillas del literato H.P. Lovecraft y de los más terribles enemigos del Doctor Strange a lo largo de varias series. De hecho, pese a haber sido derrotado, es posible que venga una explicación sobre esta criatura en Doctor Strange in the Multiverse of Madness, pues sus archivos y libros en el Santuario tendrían registros de su existencia en el MCU.
Dicho esto, sigue siendo posible que Fin Fang Foom se muestre como uno de los villanos del MCU, y que la exploración del multiverso, los eternos y deviantes nos sigan conduciendo a pruebas más sólidas para ver en un futuro Secret Wars, un evento de escala magna donde el Morador de la Oscuridad pone en aprietos a Hulk, Silver Surfer (acuérdense que viene una nueva entrega de Los Cuatro Fantásticos) y al propio Doctor Strange.