La industria del entretenimiento japonés, especialmente subrayando en el anime y el manga, siempre ha presentado personajes raboverdes, perversos, atrevidos y coquetos, tenemos el ejemplo del maestro Roshi, que fue el detonante de la indignación en Argentina por un diálogo en Dragon Ball Super; también al maestro Happosai, creado por una mujer, Rumiko Takahashi, para Ranma 1/2, un viejito coleccionista de ropa interior de chicas y, para un referente de la nueva generación, a Mineta, el pequeño bribón de My Hero Academia obsesionado con las curvas de las chicas de su clase, profesoras, heroinas, etc. La lista es muy larga.
Lo sucedido en Argentina, un país que denuncia sufrir un feminicidio al día, según datos de medios locales, es una acción que ha puesto a los fanáticos del anime de cabeza, pues en redes sociales argumentan el descontento contra la denuncia presentada por el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, que obligó a Warnermedia y Cartoon Network a retirar de su barra de programación el show de Akira Toriyama por escuchar al Maestro Roshi pedir a Puar convertirse en una hermosa chica para satisfacer sus perversiones.
Este comportamiento del maestro Roshi se ha pronunciado desde que comenzó la trama, sus deseos han estado presentes en peticiones hechas a Bulma, la felicidad que le invadió al tener a la hermosa Launch viviendo en su hogar, hasta el "accidental" toqueteo que le dio a la Androide No. 18 frente a la pequeña Marron.Y aunque Dragon Ball es la historía multigeneracional más importante en la historia, las nuevas normas sociales no están dispuestas a pasar por alto este tipo de comportamientos.
Esta decisión, en el ámbito corportivo, tendrá un impacto colosal porque globalmente el anime es una de las industrias más lucrativas en todo el mundo, por algo Sony Entertainment logró la adquisición de la plataforma Crunchyroll para fusionarse con Funimation y crear un coloso del anime. La operación se realizó por la módica cantidad de ¡mil 175 millones de dólares! Entonces, para evitar que este tipo de discusiones se repitan, se tendría que pedir a los japoneses que modifiquen totalmente su industria y todo lo culturalmente arraigado en sus historietas y producciones. ¿Será que lo cumplan?
Según explica el portal Japan Powered, dedicado a promover y explicar todo rasgo cultural proveniente de allá y que constatemente responde dudas concernientes al entretenimiento, la historia y tradiciones "la presencia del personaje en el anime tiene una razón de ser y no es la denigración femenina".
"La cultura sexual japonesa no está reprimida como podría pensarse o estar presente en Estados Unidos, sino que presenta un énfasis importante en la fantasía. Estos personajes masculinos juegan con la fantasía y proporcionan una salida para acciones que son tabú para la sola vista del público, logrando así una armonía social, porque allá no pueden actuar a manera de quebrantar esa libertad y en el ánime se puede", explica un apartado del portal.
También en Japón existe el acoso, comportamiento que va contra de los valores de una cultura civil bastante respetada y por ende severamente castigado a todo aquel que sorprendan, sin embargo, el portal japonés argumenta que la ficción no tiene por qué mezclarse con la realidad: "Es lo mismo que en la industria del cine de acción estadunidense: los hombres actúan como comúnmente no pueden, o sea, disparan armas, golpean, manejan a exceso de velocidad, actúan como catalizadoras de la imaginación masculina, lo mismo en Japón con estos personajes", añade.
No obstante, el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires argumenta que "el episodio que se vio en las pantallas de Argentina reproducía el ejercicio de violencia sexual por parte de un mayor hacia una menor, en un contexto de aceptación social, en el que se naturalizaba la vulneración de una niña. Estas representaciones, transmitidas en la pantalla de un canal que se ubica como la 1era señal infantil de cable y alcanza a las y los niños de entre 4 a 11 años con cable (según datos IBOPE Media Argentina), configura un acontecimiento que las y los expone a la violencia simbólica”.
El tema es bastante complejo por si sólo, de escalar este tipo de denuncias, lo que estaríamos viendo en Latinoamérica y todo Occidente serían producciones totalmente censuradas, como se estilaba en los noventas y principios de los 2000 con la controversial distribuidora 4 Kids que censuró fuertemente todo indicio de violencia de la oscura trama de Yu Gi Oh, por mencionar un ejemplo; sin embargo, no podemos pasar por alto las alarmantes cifras de violencia de género alrededor del mundo, por lo que la lucha de las mujeres no perdonará hasta que verdaderamente se sientan seguras y se corten de tajo todas las conductas que puedan promover conductas violentas, poco importa si hablamos de realidad o ficción.