Gaspar Noé es un maestro de la provocación en todo sentido, aunque a él le fastidie el adjetivo, lo es, de otra forma, ¿por qué se guardaría tan en secreto la trama y el contenido de su nueva película Vortex? No lo sabremos hasta su premier de este viernes en el Festival de Cine de Cannes, cuya presencia para otorgar la conferencia de prensa de selección oficial, introducir la cinta o explicarla a su desenlance en la sala Debussy, también se desconoce.
Se especula que la narrativa se ubicará en los últimos días de vida de una pareja de ancianos, protagonizada por el maestro del horror Dario Argento y François Lebrun, padres de un hijo y tercer sujeto involucrado y encarnado por Alex Lutz. "La vida es una fiesta corta que pronto será olvidada", compartió en Instagram como única sinopsis disponible, y una bastante metafórica para aumentar el suspenso al que nos tiene acostumbrados.
Hay que agregar el desconocimiento de los nombres del trio de personajes. Ni la página de la productora ni la del evento los poseen, tampoco hay más allá de una foto oficial mostrando la mano derecha de una persona totalmente cubierta con una sabana blanca; mucho menos existe un trailer. Y aún así, Wild Bunch International Sales, el portal encargado de su venta a nivel global, la tiene a disposición, pero sobra decir que hay una fama en su cliente que precede; garantiza titulares, reproducciones y taquilla a todo comprador.
Dicho esto, es posible que Vortex sea otra de las películas escalofriantes de Gaspar. Medios especializados, quienes de igual forma fracasaron en la búsqueda de alguna pista sobre la cinta, llevaron su obsesión a definirla como una especie de ficción documental que mezcla terror con el nouvelle vagué francés (realismo con escasa manipulación) de Jean Eustache, autor de la polémica historia The Mother and The Whore, de 1973.
La web gala Libération es la única que presume haber obtenido algunas pistas a través de, aparentemente, un intercambio vía correo electrónico o mensajería, donde le cuestionan sobre Vortex y el artista dice, "la película se siente como un vacío, pero como lo que está vacío huele a vida, ésta huele a vida", explicó. Y sí, sí es Gaspar a juzgar por la explicación. De igual manera le tiene sin cuidado el género donde ubiquen su historia, por ahora sólo le preocupa estar completamente vacunado para no morir a causa de un virus que cree nació deliberadamente por el hombre en sus laboratorios.
Todas las películas del sudamericano han tenido estrenos exclusivos en Cannes, una relación que data de 1998 con I Stand Alone, acreditada con el premio de los críticos en el festival y secuela directa de su cortometraje Carne, una conexión llena de perversión, momentos incestuosos y sexualidad desbordada, pero nada comparado con el escándalo que armó Irreversible durante la edición 2002, incluso hiriente a la sensibilidad de críticos aclamados como Roger Ebert quien dijo que es imposible de ver, otros la encontraron homofóbica y como una apología a la violación.
De hecho, hay muchas acusaciones que deberían preocuparle más a Gaspar que el ser tildado como un artista agitador, pero caemos una vez más en su compleja personalidad. En 2018, a propósito del lanzamiento de Climax, donde volvió a herir susceptibilidades al aceptar que ha probado drogas y hasta encabezados se apropió con esa frase, medallita bien presumida por medio de una foto en sus redes sociales, manifestó públicamente la incomodidad de cargar ese estigma.
"Cuando la gente no sabe catalogar habla de cine autor. A mí, unos me llaman tarado, otros idiota; otros provocador; pero son sólo adjetivos", dijo durante su presencia en el festival Sitges, "los directores de la escuela o los curas te dicen que debes ser correcto de niño, pero lo que hay son políticas correctas, una censura colectiva aplicada por gente que le conviene. El humor grueso es divertido, pero hoy ya no se puede hacer chistes sobre otros grupos sociales", agregó.
Enter the void y Love completan el combo de Noé en Cannes, no exentas de una marejada de reseñas que, en conjunto, definen el par de obras como perturbadoras, sexualmente explícitas y sicodélicas. Ahora, tomando en cuenta que entiende los nuevos canones para dirigirse hacia la sociedad contemporánea, Vortex estaría ofreciendo el nuevo lenguaje adoptado para seguir transgrediendo la línea de lo moral y políticamente correcto desde cualquier perspectiva, y estamos seguros que ni así dejará de ser tendencia al culminar la proyección.