¿Quién no ha tenido un ligero disgusto con sus vecinos? La convivencia entre familias con costumbres distintas podría ser caótica y entretenida de ver al mismo tiempo. Esto mismo sucede en la serie creada por Carolina Rivera para Netflix: Guerra de vecinos, una comedia protagonizada por Vanessa Bauche y Ana Layevska, quienes llevaron al extremo la relación entre Leonor y Silvia, mujeres pertenecientes a distintas clases sociales, que se verán obligadas a convivir entre sí al convertirse súbitamente en vecinas.
Después de un altercado con una mujer desconocida, Leonor decide cobrarse tomando el boleto para la rifa de una lujosa residencia que cayó del bolso de su rival. Su vida cambia por completo cuando el sorteo se resuelve a su favor y se muda junto a su numerosa familia a una prestigiosa colonia; pero el destino le tendrá preparada una sorpresa: su nueva vecina es Silvia, aquella mujer con la que sostuvo una rencilla tiempo atrás.
A partir de este momento comienza una auténtica guerra entre familias mientras las costumbres populares de los recién llegados no tienen cabida en el estilo de vida de los adinerados residentes. El primer encuentro surge tras la fiesta de bienvenida que la familia López organiza, sin embargo, los Epinoza tenían un evento internacional tras la visita de un monje mientras se preparaban para ser la portada de una revista de socialité.
Es entonces que la música, los diversos invitados y el temperamento de Leonor y Silvia comenzaron a repelerse de inmediato. El siguiente paso fue intentar de diferentes formas sabotear la reunión de sus nuevos vecinos; no importa si Genaro (Pascacio López) y Ernesto (Mark Tacher), sus respectivos esposos, están de acuerdo con los planes de sus parejas.
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Las múltiples amenazas entre este par de decididas mujeres tiene nuevas revelaciones: Leonor tiene un video de la infidelidad de Silvia, mientras se besa con un joven. Por otra parte, Silvia tiene otro clip donde se muestra a Leonor tomando el boleto de la rifa, el mismo que cayó de su propia bolsa. Si cualquiera de estas pruebas saliera a la luz, podría destruir por completo su vida familiar, por ello su prudencia las mantiene al límite.
El resto de los miembros de cada familia no parecían estar interesados en la enemistad, y es así como Diego (Marco León) echa andar su creatividad para emprender toda clase de negocios, el primero fue Muchachapp, una aplicación móvil enfocada en adineradas amas de casa donde podrían encontrar a la empleada doméstica de su preferencia. Se asoció con Leonor, pero esto no funcionó como lo habían planeado.
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La desconfianza y constantes insultos eran tema de todos los días, por ello la tensión entre las dos mujeres protagonistas incrementó a tal nivel que prefirieron reunir a sus familias y crear un acuerdo conformados por múltiples reglas, si alguien rompía una de ellas perdería inmediatamente su frondoso jardín.
Y es así como, una vez más, una serie de sabotajes entre Leonor y Silvia reaviva su enemistad, llevándolas inclusive a competir en temas sexuales para demostrar quién tenía más noches placenteras con su pareja. El clímax de su batalla interminable sucedió cuando Silvia, como artífice del golpe final, decidió dañar la tubería de una casa para que el drenaje explotara e inundara el hogar de Leonor, sin embargo, eligió erróneamente y su familia terminó escapando con la poca ropa que les quedaba limpia.
Esto los llevó a pedir asilo con los López, quienes los recibieron amistosamente en medio de una serie de confesiones como el enamoramiento de Diego por Tere (Elyfer Torres) y la amistad entre Genaro y Ernesto, que permaneció oculta a causa de sus esposas. El cierre de la primera temporada muestra tanto a Leonor como a Silvia, siendo rechazadas por sus familias, por lo que deberán vivir bajo el mismo techo en medio de aguas negras de la casa dañada.
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La serie creada por Carolina Rivera mantuvo un final abierto con muchas clases de posibilidades. Si es que el gigante del streaming decide renovarla a una segunda entrega, probablemente veamos a Leonor y Silvia comenzando desde cero al vivir en la misma casa. Por otro lado, deberán volver a ganarse la confianza de sus familias y aceptar las relaciones en común que surgieron a causa de una guerra de vecinos.
Y no podemos olvidarnos de la crítica social del resto de residentes, quienes han demostrado que les encanta mantenerse al tanto de toda clase de chismes, sin importar que sean de sus amigos. Teniendo en cuenta la catástrofe sanitaria que ahora mismo existe dentro de la casa de Silvia, habrá motivos suficientes para considerar la expansión de esta guerra, ¿será el momento perfecto para que las dos protagonistas se vuelvan aliadas y combatan desde la misma trinchera?